Perdidos en Manila
“Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” (Salmo 91:11).
¿Recuerdas si alguna vez te perdiste? A veces los niños pequeños se pierdan en el parque, o en un supermercado. A veces solo pierdes de vista a tus padres o a quien esté contigo por unos pocos segundos, pero eso es suficiente para que tu corazón casi se detenga.
Una vez, con mi familia nos perdimos todos juntos. Nos habíamos subido al auto felices, preparados para disfrutar un día de paseo en Manila. Como la capital de las Filipinas es una ciudad enorme y no la conocíamos bien, decidimos pedir prestado un GPS a unos amigos. Si no lo conoces, un GPS es una maquinita que te indica dónde debes doblar con el auto para llegar a tu destino.
No tuvimos problemas para llegar, pero a la vuelta, el GPS no quiso funcionar por ningún motivo. Así que tuvimos que avanzar por donde nos pareció mejor. Preguntamos a muchas personas cómo encontrar nuestro camino nuevamente, pero nadie sabía guiarnos. En parte, porque no hablábamos el mismo idioma. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos en un vecindario oscuro, totalmente perdidos.
Nuestras hijitas dormían, y mi esposo y yo decidimos orar pidiendo ayuda a Dios. Estábamos cansados, y ahora también preocupados. Apenas habíamos terminado de orar cuando un motociclista se estacionó a nuestro lado. Sentimos que Dios nos mandaba un ángel para ayudarnos. Él nos explicó cómo llegar y nos dibujó un mapa lo mejor que pudo.
Pero, ¡nos perdimos nuevamente! Cuando estacionamos otra vez para intentar descifrar dónde nos habíamos equivocado con el mapa, ¡apareció nuestro ángel personal, el motociclista! Esta vez, insistió en que lo siguiéramos, y nos condujo a una ruta que conocíamos perfectamente. ¡Qué alivio! Después de darle muchas gracias, y de ofrecer pagarle por su ayuda, le dije, muy conmovida: “Hoy tú has sido nuestro ángel personal”. Él sonrió y se fue, satisfecho de habernos ayudado.
¿Sabes? Dios usa personas como tú y yo para ser de bendición para otros. Pídele a Jesús que hoy te ayude a ser un “ángel” para otros; y a ayudar (¡incluso dos veces!) a quien lo necesite.
Cinthya