
Verdad que libera
«Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”» (Juan 8: 31-32, RVC).
Katharine Viner, directora de The Guardian, ha alertado seriamente sobre el peligro que representan las nuevas tecnologías para la verdad. Una muchedumbre desorientada se encuentra atrapada en una confusa batalla entre lo verdadero y lo falso, entre los hechos y los rumores, entre las fake news (noticias falsas) y la verdad a secas. Predicar el evangelio hoy es como hacer oír la «voz que clama en el desierto». Sin embargo, esa es nuestra misión.
Hoy las nuevas tecnologías permiten la difusión del evangelio a una escala nunca conocida. Pero al mismo tiempo, publicar información falsa y hacerla circular es también cada vez más fácil. Nada frena los contenidos falsos, difamatorios o de incitación al odio: todos pueden llegar en cuestión de segundos a millones de teléfonos móviles y computadoras. La verdad raramente es fácil de formular en un mero eslogan. Las mentiras suelen serlo y por eso se difunden con mayor facilidad.
Las redes sociales se han convertido en el principal medio para difundir ideas de todo tipo. Los interesados lanzan a la onda las informaciones que les convienen, y así ponen en marcha una cadena imparable. Aparte de los periódicos e informativos clásicamente manipulables, las ideas ahora llegan también a sus destinatarios a través de algoritmos opacos que las personalizan y hacen que cada lector reciba directamente las que le pueden interesar más, o las que se desea difundir. En vez de ensanchar nuestro campo de visión, esto nos encierra en burbujas informativas que reafirman lo que otros quieren que creamos.
Ante esta confusión de nivel mundial, el secreto para no perder de vista la verdad liberadora es permanecer en Cristo. Solo en su Palabra obtenemos la sabiduría que nos puede «hacer sabio[s] para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús» (2 Tim. 3: 15). Sus seguidores estamos llamados a ser «columna y baluarte de la verdad» (1 Tim. 3: 15).
Como cristianos tenemos el deber de estar informados: «Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura…» (1 Tim. 4: 13). Pablo le pide a Timoteo que le traiga los libros (ver 2 Tim. 4: 13). Las Sagradas Escrituras siguen siendo el medio más seguro para conocer a Jesús, quien es la verdad (ver Juan 14: 6), y crecer en su gracia. Leer, estudiar, meditar y practicar los preceptos bíblicos nos da la sabiduría que necesitamos para distinguir la verdad de las mentiras que circulan por las redes.
Señor, hoy me aferro a tu verdad, porque quiero ser libre de veras.