Matutina para Jóvenes 01 de febrero de 2021

¿Quién tocó mi túnica?

“Jesús se dio cuenta de inmediato de que había salido poder sanador de Él, así que se dio vuelta y preguntó a la multitud: ‘¿Quién tocó mi túnica?’ ” (Mar. 5:30, NTV).

¿Alguna vez te preguntaste cuál sería tu reacción si una muchedumbre descubriera algo que querías que pase inadvertido?

La mujer con flujo de sangre mencionada en la Biblia muchas veces había sido rechazada, aislada e insultada debido a su enfermedad y al trato que habitualmente recibían en aquellos tiempos las personas en esa condición. Por eso mismo su acto fue tan valiente. 

Pero si nos pusiéramos en su lugar, podríamos sentir también el momento de pesado silencio que acompañó la pausa y la pregunta de Jesús. Se nos dice que Jesús se dio cuenta de que había salido poder sanador de Él y que, después de preguntar quién lo había tocado, siguió mirando alrededor para ver quién lo había hecho.

No sé cuántos segundos pasaron desde la pregunta de Jesús hasta la confesión de la mujer, pero la Biblia cuenta que ella se acercó y se arrodilló ante Él, asustada y temblando.

Sin embargo, la timidez con que la mujer extendió su mano y se acercó a él muestra que, en lo más íntimo de su corazón, ella sabía quién era él. Tenía fe. ¡Cuánto tenemos que aprender de ese día!

Quizás a veces no nos animamos a acercarnos a Jesús, cuando él es el único que puede limpiarnos. ¿Tenemos la fe suficiente como para creer que un simple toque puede restaurar nuestra vida? ¿Acaso estamos entre la multitud que aleja a los que con toda fe y sinceridad lo buscan? ¿Será que alguna vez Jesús sintió poder que salía de Él, miró alrededor y nos vio a nosotros? ¿Ya “tocamos su túnica”? ¿Ya lo hemos buscado con esa fe que dejó a toda una multitud en vilo?

En El Deseado de todas las gentes, Elena de White dice: “No es suficiente creer acercade Cristo; debemos creer en Él. […] La fe salvadora es una transacción por medio de la cual quienes reciben a Cristo se unen con Dios en una relación de pacto. La fe genuina es vida” (pp. 312, 313, énfasis añadido).

¡Al comenzar un nuevo mes se nos regala una nueva oportunidad de buscarlo con fe, y de tener esa vida!

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