
¿Hormiga o cigarra?
“Los sabios tienen riquezas y lujos, pero los necios gastan todo lo que consiguen” (Prov. 21:20, NTV)
Cuentan que en una tarde de verano, una cigarra disfrutaba de la estación bailando, tocando el violín y gozando de la vida. Mientras tanto, una hormiga se esforzaba diligentemente recolectando granos para el invierno. Observando el trabajo incansable de la hormiga, la cigarra la invitó a unirse a la diversión, pero la hormiga rechazó la invitación. La cigarra se burló de la hormiga, diciendo: “¿Por qué trabajas tanto, amiga? Ven a cantar y bailar conmigo. Los días son largos, ¿por qué desperdiciarlos trabajando?”. “Estoy guardando comida para el invierno —dijo la hormiga— y te recomiendo que hagas lo mismo”.
La cigarra hizo caso omiso al consejo de la hormiga y siguió bailando y cantando. El tiempo pasó y llegó el invierno. La temperatura descendió y el sol apenas se veía. Hambrienta y sin refugio, la cigarra tocó la puerta de la hormiga y le pidió alimento, pero esta le preguntó: “¿Qué hiciste tú en el verano mientras yo trabajaba?”. “Andaba cantando y jugando”, contestó la cigarra. “Pues si cantabas y jugabas en verano —repuso la hormiga—, sigue cantando y jugando en el invierno”.
La moraleja de esta fábula es obvia: hemos de trabajar y ahorrar mientras somos jóvenes para cosechar los beneficios en el futuro. Salomón nos invita a “ver a la hormiga […], aunque no tiene quien la mande ni quien le diga lo que ha de hacer, asegura su comida en el verano” (Prov. 6:6-8). Más adelante señala que “en casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene” (Prov. 21:20).
Pero quiero que vayamos un poco más allá de lo obvio y reflexionemos en la conducta de la hormiga. ¿Es realmente esta la forma más sabia de abordar la vida? Muchas personas, en su deseo de acumular y reservar para el futuro, dejan de proveer para sus familias en el presente, disfrutar el momento actual o ayudar al prójimo, ya que su único enfoque es la acumulación de bienes. Jesús narró una historia ilustrativa de tal comportamiento en Lucas 12:16-21, donde un individuo, al creer que había acumulado lo suficiente, falleció sin haber disfrutado de sus riquezas.
Cuando consideramos todo lo que la Biblia dice sobre las finanzas personales parece que lo mejor es no ser ni muy cigarra ni muy hormiga. Hemos de ser equilibrados en el ahorro y el gasto. Así disfrutaremos tanto el presente como el futuro.