El primer partido de baloncesto intercolegial
“Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga” (Marcos 4:28, RVR).
En este día de 1895, se jugó el primer partido de baloncesto intercolegial en Minnesota. La Facultad de Agricultura de Minnesota derrotó al Hamline College por 9 a 3.
¡Ese resultado se parece más a un resultado de béisbol que de baloncesto! Hoy, los niños de tercer y cuarto grado pueden anotar más puntos que eso. En los primeros partidos de baloncesto que se jugaron, los jugadores apuntaban la pelota a una canasta para duraznos fijada en la pared. Cuando el conserje se cansó de traer una escalera para recuperar el balón, alguien tuvo la brillante idea de cortar un agujero en la canasta. No fue sino hasta algún tiempo después que reemplazaron la canasta por una red de baloncesto.
Hoy en día, hay casi 350 colegios y universidades que juegan en las 32 conferencias de baloncesto de la División I. Y esos son solo los equipos universitarios de los Estados Unidos, por no hablar de todos los equipos que juegan en Canadá, en Europa, en Rusia, en China y en toda Sudamérica. Los deportes son una parte importante de la vida universitaria. Algunas universidades dan demasiada importancia a los deportes, lo que supone una presión extrema para los jugadores y el cuerpo técnico. En algunas universidades, los entrenadores cobran tanto como los entrenadores a nivel profesional. Un equipo deportivo da a la universidad identidad y audiencia televisiva, lo que a su vez atrae a mejores atletas y de mayor perfil que aumentarán el prestigio de la universidad.
Pero no siempre fue así. Cuando el baloncesto universitario estaba empezando, los equipos eran pequeños, no estaban bien entrenados y definitivamente carecían de habilidad, o quizás incluso de talento natural. Fíjate en ese resultado de 9 a 3 entre la Facultad de Agricultura de Minnesota y el Hamline College. ¡Eso tiene que ser vergonzoso!
Los deportes universitarios han crecido como dice el versículo de la Escritura: “Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga”. No podemos tenerlo todo de la noche a la mañana. Al principio, los programas deportivos universitarios eran insignificantes y, probablemente, no más importantes que los otros programas universitarios. Pero, a lo largo de los años, esos programas y competencias se desarrollaron, y ahora aportan éxitos a sus instituciones.
Tenemos que empezar por algún sitio, incluso en lo espiritual; y la fe es el base para dar ese pequeño empujón extra hacia el crecimiento y el éxito.