¡Contrastes!
“¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” (Mateo 18:33 u.p., NVI).
La vida está llena de contrastes: hay cosas grandes y cosas pequeñas; hay climas fríos y los hay cálidos; hay gente alta, pero también hay gente de baja estatura. Los versículos de hoy nos muestran contrastes entre valores y antivalores que traerán consecuencias felices o consecuencias tristes.
Un rey llamó a los administradores de su gobierno para que le presentaran su informe financiero. Cuando el rey escuchó el informe descubrió que había un saldo deudor. Inmediatamente mandó llamar al responsable.
–¡Me debes diez mil billetes! –dijo el rey muy furioso al hombre que estaba delante suyo con la cabeza gacha–. Tienes que pagarme hasta el último billete ahora mismo –continúo diciendo el rey.
–No tengo con qué pagarle, mi señor –contestó tímidamente el deudor.
El rey se enfureció aún más y ordenó que fuera vendido junto a su esposa y sus hijos, y con todo lo que tenía, para que con eso pudiera pagar algo de su tremenda deuda.
El deudor, aterrorizado, cayó a sus pies y le suplicó:
–Mi rey, por favor, le suplico misericordia y paciencia, yo le pagaré todo.
Al ver esa escena y escuchar la súplica, el rey se conmovió y decidió perdonar la deuda. El hombre se apresuró a salir, antes de que el rey se arrepintiera de su gran acto de bondad, pero, al salir, se encontró frente a frente con uno de sus compañeros que le debía muy poco dinero. Al verlo, se le tiró encima y, agarrándolo, lo estrangulaba y le decía:
–Págame los cien centavos que me debes.
Su compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba:
–Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.
Pero este hombre endureció su malvado corazón y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo poco que le debía. Al verlo, sus compañeros quedaron espantados y fueron a contarle al rey. Inmediatamente el rey lo llamó y le dijo:
–¡Siervo malvado! Te perdoné una gran deuda. ¿No debías tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?
Esta vez no se salvó, porque el rey lo encerró de por vida. Qué contraste más grande. Hoy debes elegir estar de un lado o del otro. ¿Elegirás la bondad y el perdón, para así contrarrestar todo lo malo de este mundo?
Magaly