¿Qué es la justificación?
«Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». Romanos 5: 1
Anteriormente te he contado un poco sobre cómo me encontré con el Señor (25 y 27 de enero). Hoy permíteme contarte un poco más sobre mi testimonio personal. Pocas semanas después de haber entregado mi vida a Jesús y de haber sellado un pacto con él en las aguas del bautismo sentía una felicidad indescriptible. Me sentía livianito, como si estuviera a punto de flotar en vez de caminar. Le conté a mi pastor cómo me sentía y él resumió todo lo que le dije en una sola frase:
—Has sido justificado.
¡Claro! ¿Cómo no lo había pensado antes? Ahora sentía el deseo de que todos lo supieran. Como en aquellos tiempos no había Facebook ni Instagram empecé a compartir mi experiencia de forma personal. Primero fui donde mi hermano por parte de madre, que era mayor que yo, y con mucho entusiasmo le dije:
—He sido justificado, me siento feliz, es una sensación maravillosa. Tú también puedes ser justificado, te invito para que lo seas.
Pero mi alegría chocó de frente contra su escepticismo:
—¿De qué disparate me estás hablando? ¿Qué es ser justificado?
Allí terminó mi alegría de un solo golpe. ¿Qué es «justificación»? Yo no lo sabía, así que tuve que reconocer que no lo sabía.
Imagínate las burlas. Pensé que sencillamente él no estaba listo para las cosas de Dios, así que fui donde mi madre. Ella era una mujer muy sencilla, sin preparación académica. Con el mismo gozo le conté lo que estaba experimentando y le dije que ella podía ser justificada, que todos podían serlo en casa. Con la tranquilidad que siempre la caracterizó me miró a los ojos y me dijo:
—¿De qué disparates me estás hablando? ¿Que cosa es esa de la “justificación”?
Dado que la Biblia presenta este tema de forma tan prominente es importante que comprendamos qué es la justificación por la fe.
@Dios contestó esta pregunta mediante una declaración de Elena G. de White que me gusta mucho: «Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que este no puede hacer por sí mismo» (Testimonios para los ministros, p. 410). ¡Qué gran mensaje! Dios hace por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos.