Vuela alto
«Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de Dios. Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y, finalmente, la vida eterna». Romanos 6: 22
Una vez que la persona es rescatada del pecado comienza la ardua tarea de vencer todas sus inclinaciones pecaminosas para seguir creciendo hasta alcanzar la estatura de Cristo Jesús. Esto implica vencer los hábitos nocivos y los vicios para mantener la norma moral elevada que requiere su nuevo estado de libertad. Hace poco leí la siguiente charla entre un dirigente cristiano y uno de esos jóvenes indecisos y preguntones que deambulan en las iglesias:
—Respóndame, pastor, ¿es malo fumarse uno que otro cigarrillo?
—¿Es usted creyente? —preguntó el pastor.
—Yo sí, pero todavía fumo.
—Entonces, escuche esta historia: Durante la Segunda Guerra Mundial, un aviador salió de su base a fin de atacar al enemigo en determinado sitio. Ya lejos de la tierra, notó que una rata roía las cuerdas del paracaídas. El aviador, en vez de volver a tierra, elevó la nave, hasta que la rata murió como resultado de la altura. Lo mismo sucede con nosotros, amigo mío. Si las ratas del vicio o del pecado están cortando los hilos de nuestra comunión con Dios, esto implica que volamos bajo, muy bajo, tan bajo que el ambiente es propicio para las actividades del mal. Pero si volamos a considerable altura, como cosa muy natural, las ratas de los vicios y pecados dejarán de perjudicarnos porque ellas no resisten la altura.
Elena G. de White escribió: «¡Con qué cuidado deben los cristianos regular sus hábitos, para que puedan preservar la plenitud del vigor de toda facultad, a fin de dedicarla al servicio de Cristo! Si queremos ser santificados en cuerpo, alma y espíritu, debemos vivir en conformidad con la ley divina. El corazón no puede mantener la consagración a Dios mientras se complacen los apetitos y las pasiones a expensas de la salud y la vida. Los que violan las leyes de las cuales depende la salud, deben sufrir la penalidad. Han limitado de tal manera sus capacidades en todo sentido que no pueden realizar en forma adecuada sus deberes para con sus semejantes, y fracasan por completo en responder a las exigencias de Dios» (La edificación del carácter, p. 27).
¿Cómo está, querido lector, tu vida espiritual? Es normal que nos sintamos asediados por el pecado a lo largo de nuestra vida cristiana; pero si ese es tu caso hoy escucha el mensaje de @Dios para ti: «Vuela alto, porque las ratas del pecado no soportan las alturas. Yo tengo planes para ti y ellos se encuentran en las alturas. Sube, elévate más. Vuela alto».