Jueves 28 de Abril de 2022 | Matutina para Adolescentes | Motín en el Bounty

Jueves 28 de Abril de 2022 | Matutina para Adolescentes | Motín en el Bounty

Motín en el Bounty

“Todos los que tomen espada, a espadaperecerán” (Mateo 26:52, RVR 95).

Probablemente has oído hablar del motín en el Bounty. Se han escrito libros y se han hecho películas sobre esta historia rebosante de conspiración, traición y asesinato. En aquella época, los marineros en su mayoría no eran tipos muy agradables. Maldecían, bebían, apostaban y se peleaban todo el tiempo. Los barcos eran como pequeñas ciudades con sus propios gobiernos. El capitán era a la vez rey y verdugo. Podía hacer que te azotaran si no le gustaba cómo lo mirabas, y podía hacerte caminar por la pasarela si sospechaba que te amotinabas. El capitán William Bligh del HMS Bounty era ese tipo de hombre.

Al intentar llevar un cargamento de árboles del frutipan desde Tahití a las Indias Occidentales, se había ganado demasiados enemigos a bordo de su barco. Tras pasar cuatro o cinco meses en la hermosa isla de Tahití, el capitán ordenó a los hombres que regresaran al barco y se prepararan para zarpar. Sin embargo, Fletcher Christian tenía otras ideas. El 28 de abril de 1789, él y 25 marineros se amotinaron y tomaron el control del barco. En represalia por el horrible trato que creían haber recibido del capitán Bligh, lo dejaron a la deriva en un bote salvavidas con 18 de sus partidarios. Luego partieron en busca de un hogar en el paraíso.

Dieciséis tripulantes decidieron quedarse en Tahití, aunque el riesgo de ser capturados por las autoridades británicas era alto. Christian y otros ocho, junto con 18 hombres y mujeres tahitianos, partieron en busca de un lugar en las islas tropicales paradisíacas donde nunca los encontrarían. La isla de Pitcairn parecía ser el lugar ideal, a casi 1.600 kilómetros al este de Tahití. Tras quemar el Bounty, se instalaron en Pitcairn en 1790, pero sus problemas no habían terminado. La enfermedad los acosó; y luego, cuando empezaron a fabricar licor en la isla, no hicieron más que beber y pelear. Peleándose por las mujeres que habían traído consigo, se mataron uno a uno. Finalmente, solo quedó un hombre de los amotinados originales: John Adams. En 1808, los marineros de un barco ballenero desembarcaron y encontraron a Adams y a una comunidad de mujeres y niños. El sueño de los amotinados de encontrar un lugar en el paraíso donde pudieran vivir como reyes se había desvanecido. Cada uno había pagado el precio de sus pecados, y el propio Adams era un frágil anciano.

Esta historia es para aquellos que se engañan creyendo que podemos pecar y no pagar el precio. Jesús dijo a sus discipulos que todos los que viven por la espada morirán por la espada. Los hombres de la isla de Pitcairn son un ejemplo perfecto de las palabras de Jesús hechas realidad.

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