Amistad con Dios
«Ponte de nuevo en paz con Dios, y volverás a tener prosperidad». Job 22: 21
Después de exponer sobre la bendición de Dios a cientos de feligreses, un hermano se acercó para contarme su experiencia. Aprendió a trabajar desde muy joven al lado de sus padres en la empresa familiar. Uno a uno sus hermanos mayores se habían independizado y ahora tenían sus propias empresas, que administraban con mucho éxito. Solo él permanecía en casa, trabajando con sus padres.
Un día decidió probar suerte y pidió crédito en un banco para comenzar su propio negocio. Pero en menos de un año experimentó un estruendoso fracaso. Regresó al lado de sus progenitores nuevamente. Al preguntar a su madre por qué a sus hermanos le salían bien las cosas y a él no, ella le dio una respuesta contundente:
—Ellos aman y sirven a Dios, tú no. Hazte amigo con Dios, regresa a él. Busca a una joven de la iglesia y cásate. Esa es la diferencia con tus hermanos.
Aunque este razonamiento no es del todo cierto, pues hay muchos ricos que no aman a Dios, y muchos cristianos que no prosperan en los negocios, las palabras de su madre lo hicieron recapacitar y, después de un tiempo, decidió intentarlo una vez más. Se separó del negocio familiar e inició un nuevo negocio. Pero en menos de lo que canta un gallo quedó nuevamente en bancarrota. Una vez más, su madre le dio el mismo consejo:
—Hazme caso, ese es el secreto del éxito de tus padres y tus hermanos. Mientras te mantengas alejado de Dios fracasarás todas las veces que lo intentes. Lee Job 22: 21 al 28.
Después de leer el pasaje que su madre le escribió en un papel, decidió hacerle caso. El sábado fue a la iglesia, oró después de muchos años de no haberlo hecho, cantó, y su corazón quedó prendido de la joven ujier que lo recibió en la entrada. Después de asistir un tiempo a la iglesia, el mismo día que se bautizó, le pidió a aquella joven que fuera su novia. La vida le dio un vuelco: paz, armonía con Dios y un anhelo de hacer las cosas mejor. Se casó y al tiempo decidió intentarlo de nuevo en el mundo de los negocios. El éxito no se hizo esperar. Su mamá tenía razón. Visité la empresa de este hermano y me sorprendió la limpieza, el orden y la felicidad de todos sus trabajadores.
Hoy @Dios te dice: «Aprovecha este momento para afirmar tu amistad conmigo, mi bendición te acompañará y la paz llenará tu vida».