Ocuparse del Espíritu
«El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz». Romanos 8: 6, RV95
Vinieron juntos a la iglesia. Habían sido invitados por un joven amigo. Cuando vieron la cantidad de personas que llegaba cada noche al templo, tuvieron la idea de aprovechar los momentos en que la gente oraba para registrar los bolsos y apoderarse de los artículos de valor. Lo hicieron así los primeros días sin experimentar ningún remordimiento. Pero a medida que pasaba el tiempo, algo comenzó a ocurrir en el corazón de uno de ellos.
El estudio de la Biblia estaba haciendo una obra especial en la mente del más rudo. Una de esas noches fue determinante con el grupo. Les dijo que a partir de ese momento no harían ni un robo más en ese lugar sagrado. Expresó que no era correcto profanar aquel lugar y les pidió concentrarse en las exposiciones de la Biblia. No pasó mucho tiempo cuando, en medio de una ceremonia bautismal, aquel joven pandillero experimentó el llamado directo de Dios. Sin vacilación se puso de pie y les dijo a los otros tres acompañantes:
—Tenemos ahora la oportunidad de encontrar perdón por los errores del pasado y empezar una vida diferente.
Invitó a sus compañeros de andanzas a bautizarse para empezar una nueva vida y sin vacilar se encaminaron a la parte de atrás, donde estaban preparando a los catecúmenos para pasar por las aguas del bautismo. Aunque no se lo permitieron aquella noche, los colocaron en manos de alguien que los visitó, conversó con ellos y concertó el bautismo para la siguiente semana.
Pero terminada la campaña vino lo difícil: enfrentar la vida cristiana en el día a día. Dos de ellos se asociaron con personas maduras en la fe, que les enseñaron los rudimentos del cristianismo: tiempo para la oración, la lectura y el estudio de la Biblia. Aprendieron también las cosas que tenían que poner a un lado de la vida pasada. Hoy, después de cuarenta años, siguen siendo cristianos. Los otros dos, aunque asistieron por un tiempo, no se ocuparon de su crecimiento ni se dejaron ayudar. Hoy siguen viviendo vidas angustiosas y llenas de sobresaltos y sinsabores.
Apreciado joven, aparta tiempo hoy para crecer espiritualmente. @Dios te dice: «Ocúpate de crecer y conocerme cada día más. Ese es el secreto de la vida cristiana».
