Abundante gracia para hoy
“Me ha dicho: ‘Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad’ ” (2 Corintios 12:9).
Apenas 18 años tenía el rey Joaquín cuando empezó a reinar sobre Judá, pero duró solo tres meses y diez días en el trono porque, por orden de Nabucodonosor, fue llevado a Babilonia, donde permaneció cautivo durante 37 años (ver 2 Crón. 36:9).
Tres meses como rey, ¡pero 37 años como cautivo! Nada por lo cual estar agradecido, ¿cierto? Pero todo eso cambió de la noche a la mañana para Joaquín porque, por razones que la Escritura no menciona, el rey de Babilonia Evil-merodac (también conocido como Amel-marduk), lo sacó de la cárcel durante el primer año de su reinado. No solo eso, también “le cambió los vestidos de prisionero, y Joaquín comió siempre delante de él, todos los días de su vida” (2 Rey. 25:29).
La manera en que Evil-merodac trató a Joaquín bien podría entenderse como un acto de gracia. ¿De qué otro modo se podría calificar el hecho de que a Joaquín “diariamente le fue dado su sustento de parte del rey”? (vers. 30).
¿No es esta una ilustración muy apropiada de lo que el Rey del universo hace contigo y conmigo cada día? Ciertamente. Al igual que el pueblo de Israel en el desierto comía pan del cielo, así tú y yo recibimos nuestro sustento espiritual para cada día. Hay gracia suficiente para los hijos de Dios. Y esa gracia la recibimos diariamente.
Que hay suficiente gracia para cada día también significa que Dios no nos ha prometido ayuda para llevar hoy las cargas de mañana, razón por la cual el Señor Jesús dijo, en el Sermón del Monte: “Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34). ¿Qué significa esto en la práctica? Que no importa cuán difíciles sean tus circunstancias, o cuán pesadas tus cargas, hoy habrá suficiente ayuda, suficiente “maná”, a tu disposición.
¿Puede haber mejor noticia para comenzar este nuevo día? Si has pecado en tu corazón, si te angustia la incertidumbre del mañana, la promesa del Señor para ti es: “Bástate mi gracia”. Hay “pan” abundante en la mesa de Dios. Como dijo Charles Spurgeon: “No tenemos que pasar hambre mientras el pan de la gracia está diariamente en la mesa de la misericordia” (Morning & Evening, 13 de febrero).
Gracias, Padre celestial, porque en la mesa de tu misericordia hay perdón, paz y seguridad en abundancia. Ayúdame a buscar primeramente tu Reino y tu justicia hoy, confiando en que las demás cosas vendrán por añadidura.