Alcohólicos Anónimos
“El vino hace insolente al hombre; las bebidas fuertes lo alborotan; bajo sus efectos nadie actúa sabiamente” (Proverbios 20:1, DHH).
Imaginemos lo que es ser un alcohólico. Bebes todo el tiempo. Quieres esa cerveza temprano en la mañana, tal vez incluso antes de ir a la escuela o al trabajo. Es un trago rápido que te tomas junto con el vaso de leche del desayuno. Luego, te llevas un poco más en una botella de agua o en un termo para poder tomarla en el almuerzo (y que nadie se dé cuenta). Es una larga espera hasta la salida del colegio o del trabajo, y entonces puedes ir por fin a un parque tranquilo y tomarte unas cervezas que has guardado en la mochila. O quizá vayas a “estudiar” a casa de un amigo que tiene el mismo problema. En casa, pasas en tu habitación más tiempo del que te gustaría, viendo algo de televisión, quizás, y esperando que a tu familia no le parezca extraño que no seas la persona que solías ser. Si eres adulto, es legal. Si eres menor de edad, te preguntas cómo has podido ocultarlo todo este tiempo.
Cada vez más niños son alcohólicos. Se inician en el hábito viendo beber a mamá o a papá, o a la tía o al abuelo. O tal vez caen en la adicción al alcohol por influencia de sus amigos. Sea cual fuere la razón, hay esperanza, gracias a Alcohólicos Anónimos (AA). La organización de los Doce Pasos fue creada por Bill W. y el doctor Robert Smith para ayudar a las personas que quieren librarse de la adicción al alcohol.
Eso fue hace más de 85 años, el 10 de junio de 1935. Hoy en día, las sesiones de grupo ofrecen a los miembros la oportunidad de responsabilizarse de su debilidad. La organización enseña a los alcohólicos que necesitan un poder superior que les ayude a escapar de las garras de la botella. En la actualidad, hay más de 100.000 grupos de AA en 150 países, con más de dos millones de miembros en todo el mundo.
La organización que fundaron Bill W. y el doctor Smith ha ayudado a millones de personas a abandonar sus antiguos hábitos mediante la oración y el intercambio, que es exactamente el objetivo de su organización.
También hay organizaciones que ayudan a las personas con otras adicciones: Narcóticos Anónimos, Jugadores Anónimos, Adictos al Sexo Anónimos, Cocaína Anónimos. Como un ejército, estas organizaciones proporcionan apoyo y poder para dejar los hábitos de la adicción.
Jesús quiere ayudar a los adictos. Él puede curar a los alcohólicos de su terrible maldición. Él es el poder superior al que cada miembro de AA y cualquier otra persona puede acudir. Solo a través de él se pueden superar verdaderamente los hábitos de este viejo mundo pecaminoso. ¡Alabado sea Dios por una esperanza como esta!
Que bo ita reflexion