Duelo de gobernantes
“¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente? Si es capaz dehacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero, si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestrosesclavos y nos servirán” (1 Samuel 17:8, 9, NVI).
En esta fecha de la historia, un vicepresidente de los Estados Unidos disparó y mató a su oponente político de toda la vida en un atrevido duelo. ¿Qué? Era el año 1804, y esa era la forma en que algunos “caballeros” resolvían las discusiones en aquellos días. Verás, el vicepresidente Aaron Burr se presentaba para la reelección; y su enemigo político, Alexander Hamilton, lo atacó en los periódicos. Entonces, Burr retó a Hamilton a un duelo, algo a lo que en aquella época llamaban “un asunto de honor”. Hamilton no quería batirse en duelo, pero parecía que no tenía otra opción. Si admitía que la acusación de Burr era cierta, perdería su honor. Si se negaba a batirse en duelo, el resultado sería el mismo. Así que, a pesar de que los duelos estaban prohibidos en los Estados Unidos, los viejos enemigos se reunieron en un campo de duelos cerca de Weehawken, Nueva Jersey, el 11 de julio.
Hamilton disparó primero. La bala pasó por encima de Burr y dio contra un árbol. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre si fue intencional o simplemente mala puntería. Había normas estrictas para los duelos (por lo general, nadie resultaba herido) y todavía se discute si Burr las siguió cuando devolvió el disparo. Sin embargo, la mayoría está de acuerdo en que se encontraba en todo su derecho de devolver el fuego, y alcanzó a Hamilton en el vientre. La bala impactó en la columna vertebral de Hamilton, que murió a la tarde siguiente. La nación estaba indignada por el homicidio, y Burr fue acusado de asesinato.
Dado que, durante unos pocos días, todavía era vicepresidente, no pudo ser procesado. Cuando dejó su cargo, huyó de Washington y desapareció. Tal vez su castigo fue caer en el anonimato. Hoy, la mayoría de la gente no conoce su nombre y no reconocería su rostro. Sin embargo, el rostro de Alexander Hamilton, Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, aparece en el billete de diez dólares.
Es interesante que, en el antiguo Israel, un campeón desafiaba a otro y, a menudo, el resultado de las batallas lo decidía el ganador. David y Goliat se enfrentaron en un duelo de este tipo con las armas de la época. Goliat bien podría haber dicho: “¡Elige tu arma!”, porque eso es exactamente lo que hizo David… quien ganó con una honda, cinco piedras y la ayuda de su Dios.
