Sábado 23 de Julio de 2022 | Matutina para Menores | La cesta de verduras

Sábado 23 de Julio de 2022 | Matutina para Menores | La cesta de verduras

La cesta de verduras

“El justo anda en su integridad; ¡cuán dichosos son sus hijos después de él!” (Proverbios 20:7)

Voy a compartir lo que venía a mi mente de niña cuando tenía tu edad al escuchar esta palabra: integridad. Pensaba en el arroz integral, en la harina integral, en el pan integral… y concluía: “No le falta nada para ser nutritivo”. Como cristianos tampoco nos debe faltar ninguna parte, así que para ser íntegros debemos poseer honestidad, cumplimiento del deber y veracidad, entre otros valores.

Me gusta mucho escuchar a Jokoi Kenji. Él es un conferenciante colombiano, hijo de madre colombiana y padre japonés. Muchos de los ejemplos que da tienen que ver con valores cristianos. En una de sus charlas cuenta como en Japón donde vivió por una década desde los diez años, vio grandes ejemplos. Uno de ellos narra que iba por la calle, y vio un canasto repleto de verduras frescas muy coloridas. Le preguntó a su padre qué hacía allí la cesta, sin que nadie la vigilara. Estaba seguro de que en cualquier momento alguien la robaría. Hasta ese momento había vivido en Colombia, donde esa canasta hubiese desaparecido al instante.

El papá le explicó que quien recogió esas verduras las puso allí para que la gente se sirviese lo necesario (como si fuese una verdulería) y depositara en la cajita el importe de lo comprado. ¡Kenji quedó admirado! Y tú también, ¿verdad? Además, en la cajita ya había bastante dinero, pues otros ya habían “comprado y pagado”. ¡Pero nadie había tocado ni un centavo! Y la vendedora, la señora Kimoto, no apareció hasta el final del día.

La explicación que le dio su papá fue más increíble aún.

–Kenji, aquí no hay ladrones –comenzó diciendo el papá–. Por eso todos vamos, compramos, dejamos el dinero y si hay que tomar el cambio, se cuida mucho de ser exacto. Por eso la verdura se vende sola, y la vendedora solo recoge el importe al final del día.

En la mente del niño, no entraba que en su “nuevo lugar de vida” no hubiese ladrones. El papá continuó:

–Aquí no hay ladrones, y eso es inteligencia. Si la señora tuviese que poner un cuidador, tendría que pagarle, y la verdura ya no costaría barata, sino mucho más. Inteligencia es actuar sobre la base de principios, y no hacer trampas.

Recuerda, ¡la integridad es inteligencia, y además, agrada a Dios!

Mirta

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