Texto predictivo
“Podemos hacer nuestros planes, pero el Señor determina nuestros pasos” (Prov. 16:9, NTV).
Como vivo en el extranjero, configuré mi teléfono móvil para escribir en dos idiomas: español e inglés. Para cambiar la función del texto predictivo de un idioma al otro, solo tengo que deslizar la barra espaciadora a la derecha o a la izquierda. Sencillo, ¿verdad? Sin embargo, casi siempre lo olvido. Los resultados son desopilantes “predicciones” que tienen muy poco que ver con lo que yo pretendía escribir. Por ejemplo, digamos que quiero escribir la palabra “thanks” (“gracias”, en inglés). Pero si olvidé el texto predictivo activado en español, la palabra que aparecerá al tipear es “víboras”. O si quiero escribir “todo”, pero dejé el texto predictivo en inglés, la palabra que aparecerá es “undo” (“deshacer”, en inglés). Food (“comida”) se transformará en “donde”; “encuentro”, en “documents” (“documentos”); y “wait” (“espera”), en “zaguán”. ¡Un verdadero enredo!
A veces mi vida se parece un poco a mi teléfono móvil. Tengo mi día perfectamente planificado: ir al gimnasio después de la oficina y luego a una cena con amigos. Pero, entonces, algo sucede que descalabra mis planes: mi jefe necesita que me quede a trabajar horas extra, o un amigo me llama estresado por una situación urgente. Yo escribí en la agenda del día: “gimnasio” y “cena con amigos”, pero, tal como si el predictivo estuviese en otro idioma, otra cosa aparece en su lugar: “trabajar horas extras” y “consolar a un amigo”.
Como dijera el célebre escritor inglés C. S. Lewis en They Stand Together [Ellos se mantienen unidos]: “Lo mejor, si uno puede hacerlo, es dejar de considerar que todas las cosas desagradables son interrupciones de la vida ‘real’ o ‘propia’ de uno. Por supuesto, la verdad es que lo que uno llama interrupciones son precisamente la vida; esa vida que Dios le manda a uno día a día”. Con mayor frecuencia de la que creemos, esas interrupciones que desbaratan nuestros planes son oportunidades camufladas de molestia.
¡Sí es importante cumplir horarios y planificar! Sin embargo, la próxima vez que tus planes se desbaraten, en lugar de frustrarte, ora: “Jesús, ¿esta es una oportunidad disfrazada?” Pidamos a Dios que corrija nuestro “texto predictivo mental” y nos dé la capacidad de detectar la connotación espiritual de lo que está sucediendo. Aunque a primera vista parezca una molestia, una interrupción o una nimiedad, Jesús puede enseñarnos a decodificar el mensaje correctamente, a reconocer las oportunidades y a rescindir nuestros planes cuando él así nos lo pida.
Señor, abro la agenda del día de hoy a tus planes y oportunidades. Puedes interrumpirme con lo que quieras, en cualquier momento.