Viernes 19 de Agosto de 2022 | Matutina para Jóvenes | Respuesta anticipada

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Respuesta anticipada

«No lleven oro, ni plata ni cobre». Mateo 10: 9

Conocí a Fade en un congreso laico. Me pidió tiempo para hablar y, cuando empezamos, se desmayó. Las personas encargadas de la salud se ocuparon de ella y yo seguí con un seminario que debía impartir. Después hablamos cuando se recuperó. El percance era producto de la falta de alimento. Su familia no le daba comida porque ellos decían que si no trabajaba en sábado no debía comer tampoco durante ese día. Quería ir a la universidad adventista, pero no tenía ayuda de nadie.

La ayudamos a viajar al recinto y le conseguimos un trabajo. Luego la universidad le dio una beca. Semestre tras semestre el Señor hizo un milagro tras otro para que pudiera seguir adelante en sus estudios de contaduría. Pero en su penúltimo semestre ocurrió lo inesperado: quedó embarazada. Ese semestre fue difícil. Tuvo que dejar su trabajo porque era nocivo para su embarazo. Dio a luz en plenos exámenes finales. Suspendió el último semestre para atender a su bebé, así que no se pudo graduar con su grupo. Cuando regresó, seis meses después para tratar de finalizar, enfrentó la obligación de la atención de su hijita y también tuvo dificultades financieras, ya que no podía trabajar. Solicitó un crédito a la entidad del Gobierno que ayuda a estudiantes, pero se lo negaron y, por eso, llegó a mi oficina llorando.

Le recordé todo lo que Dios había hecho por ella los cuatro años y medio anteriores y le pregunté si creía en el poder de Dios para hacer otro milagro. Dijo que creía que él podía hacer muchos milagros más. Entonces oró pidiéndole perdón a Dios por haberle fallado y le rogó un último milagro. Secó sus lágrimas y se marchó. Aquella noche yo estaba haciendo una compra en un almacén y encontré un amigo que me sorprendió preguntándome si había alguien que necesitara ayuda económica. Le hablé de la necesidad de Fade y él me dijo que ese día en la mañana, reunido con su familia, habían tomado la decisión de apartar algunos recursos para ayudar a alguien que necesitara apoyo. Le pregunté la hora en la que habían tomado esa decisión, y coincidía con el momento en que Fade oró en mi oficina pidiendo un milagro.

Apreciado joven, he comprobado en mi propia vida que el Dios a quien servimos provee incluso desde antes de que le pidamos. Hoy, el mensaje de @Dios para ti es: «Ora a mí con fe, pues desde antes de que hables ya te habré oído».

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