William Tyndale
“Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12).
¿Conoces a William Tyndale? Era un estudioso e investigador inglés, experto en griego y latín. Vivió allá por el año 1500, cuando, a diferencia de hoy, no había Biblias en las casas; la Iglesia Católica las prohibía. Los cultos en la iglesia se realizaban en latín, así que el pueblo desconocía totalmente la Biblia. Por ello, cuando Tyndale, en medio de sus investigaciones se topó con un Nuevo Testamento en griego, encontró la luz.
Fíjate lo que pensaba Tyndale: “¿De qué manera puede uno saber quién dice la verdad y quién enseña el error? […] Por medio de la Palabra de Dios. […] ¡Oh!, si los cristianos poseyesen las Santas Escrituras en su propio idioma serían capaces de resistir a esos sofistas” (CS 288). Así que se puso a trabajar en traducir el Nuevo Testamento del griego al inglés.
Su misión: que el pueblo inglés pudiera leer la Biblia en su propio idioma. Allí comenzaron los obstáculos.
Primero, lo echaron de su casa. Fue a Londres, donde comenzó la traducción. Dos veces tuvo que suspenderla por huir de la Iglesia. Finalmente, se refugió en Alemania, donde terminó la traducción y se dispuso a imprimirla. En muchas ciudades estaba prohibido, así que fue de una ciudad a otra, hasta que llegó a Worms (donde Lutero ya había sembrado semillas de la Reforma) y pudo imprimir los primeros 3.000 ejemplares del Nuevo Testamento en inglés.
Siguiente desafío: hacer llegar los libros a sus compatriotas. Los puertos eran estrictamente vigilados, y si encontraban el cargamento sospechoso, lo confiscaban. ¿Crees que eso desanimaba a Tyndale? Con esfuerzo reunía fondos y hacía nuevas impresiones. Así, muchos ejemplares comenzaron a circular entre el pueblo inglés. Un obispo católico no tuvo mejor idea que comprar de una sola vez a un librero el surtido de Biblias que tenía, para evitar que llegase al pueblo.
Nunca se imaginó que con el dinero de su compra, ¡Tyndale haría una edición nueva y más elegante de sus traducciones!
Finalmente, Tyndale fue apresado y muerto por hereje, pero su trabajo sembró semillas cuyos frutos llegan hasta nosotros. ¿Tienes Biblias en tu casa? ¿Tienes varias versiones? Piensa qué sería del mundo cristiano hoy si no hubieran existido personas como Tyndale, perseverantes incansables. ¡Cuánto les debemos! ¿Vale la pena ser perseverante?
Gabriela