Toc, toc, toc!
“Yo les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sí se levantará por su insistencia, y le dará todo lo que necesite” (Lucas 11:8, RVC).
Si alguien llega a tocar insistentemente la puerta de tu casa a medianoche, ¿qué harías? Jesús quiso reforzar la enseñanza de la necesidad de orar con insistencia y contó una parábola. Algunos la conocen como la parábola del “amigo inoportuno”; otros lo llaman “el amigo insistente”; y otros, “el amigo de la medianoche”. Yo hoy lo llamaré “el amigo perseverante”.
Supongamos que un amigo viene a medianoche a tu casa y empieza a tocar la puerta con insistencia. ¡Toc, toc, toc! Y con voz fuerte te llama:
–¡¡Amigo!! ¿Podrías prestarme tres panes, por favor?
Tú estás profundamente dormido. Tuviste un día muy difícil, y lo único que quieres es dormir sin que nadie te moleste, ni siquiera un buen amigo. Entre sueños escuchas la puerta, y a tu amigo llamar otra vez:
–¡Amigo, por favor ayúdame! Me acaba de llegar visita y no tengo nada para darle de comer. La tienda está cerrada, ¡por favor, préstame tres panes!
Ya estás muy incómodo. Te arrastras hasta la ventana y respondes:
–Vas a despertar a toda mi familia, ya no toques la puerta, no puedo darte nada, ¡vete, no molestes!
¡Uy! Con esa respuesta de un amigo, cualquiera se resiente, se da por vencido y se va. Pero no olvides que él es el “amigo perseverante” y esa idea ni siquiera se le pasa por la cabeza. Tiene un objetivo, darle de comer a su visita, y no se irá sin esos tres panes, aunque tenga que molestar a un amigo.
Entonces, cierra el puño y el “¡toc, toc, toc!” resuena hasta que consigue que abras la puerta, le entregues los tres panes, y hasta algunos más para asegurarte de que no regrese. ¿Por qué? Y Jesús continuó: “Yo les digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sí se levantará por su insistencia, y le dará todo lo que necesite”.
De la misma manera sucede con Dios. Jesús también dijo: “No se cansen de pedir, y Dios les dará; sigan buscando, y encontrarán; llamen a la puerta una y otra vez, y se les abrirá” (Luc. 11:9). Si lo que deseas es valioso, tienes que insistir, y la oración será contestada. Dios está esperando para darte tres bendiciones: la bendición de recibir, de encontrar, y de que toda puerta se abra si perseveras con el ¡toc, toc, toc!
Magaly