De vuelta a casa
«Regresaré a casa de mi padre». Lucas 15: 18
Cuando llevaba a su pequeño hijo al colegio vio un cartel pegado en la pared del estacionamiento. Entregó el niño a su maestra y al regresar leyó el anuncio. Era una invitación a una clase de flauta para niños. Ella decidió llevar a su hijo. Se sintió especialmente motivada porque recién se había trasladado a la ciudad y no tenía amigos de su edad. Compró la flauta y, el día indicado, lo llevó para que iniciara aquella aventura. Quedó encantada con el hermoso carácter de la maestra. Ella misma aprovechó para asegurarse la amistad de algunas damas que habían acudido a la invitación. Dos días a la semana pasaba en su vehículo, dejaba al jovencito y seguía a su trabajo. El niño estaba feliz con las clases y muy entusiasmado con lo que estaba aprendiendo. Tenía muchos amiguitos y estaba dispuesto a aprender el instrumento. Todas las noches, los padres sentían el entusiasmo del niño cuando les contaba todo lo que había aprendido.
Una tarde, cuando iban a cenar, el niño sugirió que oraran para agradecer a Dios por la comida. Ellos no le habían enseñado a orar. Cuando fueron a la cama lloraron, porque recordaron cosas que ya habían olvidado. En otra ocasión, el niño les dijo que lo llevaran el sábado bien temprano, porque tendrían ensayo. Lo dejaron y, cuando conducían hacia el trabajo, repasaron todo lo que estaba pasando con su hijo: se lavaba las manos antes de tomar los alimentos, daba gracias por los favores, arreglaba su cama en las mañanas y otros cambios positivos.
Asistieron al primer concierto y quedaron maravillados por lo que le habían enseñado a su hijo. Al final hablaron con la maestra y dijeron que su hijo estaba actuando raro. Fue entonces cuando ella les dijo que era adventista. El sábado decidieron acompañar a su hijo y, en pocos meses, decidieron retornar a Jesús. Ambos habían estudiado en un colegio adventista y habían sido miembros de la iglesia. Su niño los condujo de vuelta al Salvador.
¡Qué bueno es que siempre podemos volver a nuestro Padre! Al igual que con el hijo pródigo, recordar la bondad de Dios nos motiva a regresar, si es que lo hemos abandonado. Hoy, al iniciar este día @Dios te dice: «Si te has apartado de mis caminos, vuelve a casa, vuelve a mí y hallarás la salvación».
Hermoso