¿Eres una oveja o un lobo?
“¡Cuídense de los profetas mentirosos, que dicen que hablan de parte de Dios! Se presentan ante ustedes tan inofensivos como una oveja, pero en realidad son tan peligrosos como un lobo feroz” (Mateo 7:15, TLA).
Las ovejas son animales mansos, sumisos, ingenuos y obedientes a la voz de su pastor. La Biblia aconseja tener cuidado de los que, metafóricamente, son lobos vestidos de ovejas. ¿Sabes por qué? Porque, según una fábula, ellos se disfrazan de ovejas y estas, distraídas, no son capaces de reconocerlos.
Los lobos son animales feroces, peligrosos, más bien solitarios en comparación con las ovejas. Según la fábula, los lobos se ponen la piel de ovejas sobre su cuerpo y por un tiempo pueden lograr engañarlas. ¡Pero siempre son descubiertos! Especialmente cuando, en vez de balar suavemente como las ovejas, se olvidan de que están disfrazados y aúllan. En ese preciso momento, ¡todas se dan cuenta de que fueron engañadas!
Aquí, lo normal sería que el lobo corriera por su vida, ya que las ovejas podrían irse encima de él por ser mayoría; sin embargo, ocurre justo lo contrario, y el lobo las ataca. Estos momentos son difíciles para ellas, mayormente para las que han estado más cerca del lobo. Como han jugado junto a él, han bebido agua del mismo arroyo y han ido al redil a descansar, en el peor momento, ellas están confundidas y temerosas.
¿Qué nos enseña esta fábula? Hay niños y adultos que “fingen” ser ovejas con el objetivo de que los demás digan: “¡Qué buen niño!” Fuera de su casa se muestran amables, serviciales y humildes, pero si llegas a poner una cámara de seguridad en su hogar, verías cuán diferentes pueden llegar a ser cuando están enojados, cuando se les pide ayuda o cuando no pueden hacer lo que quieren. Toda esa humildad y amabilidad se transforma en un fuerte y sonoro aullido como de lobo y hacen unos berrinches muy feos.
Es fácil aparentar afuera: en la clase de Escuela Sabática, en un cumpleaños o en el colegio, pero donde siempre vas a ser tú mismo es en tu hogar. Es con la familia con quien demostramos quiénes somos realmente. De hecho, decimos que a quienes más amamos son papá, mamá, nuestros hermanos; pero generalmente son con quienes más peleamos y no mostramos humildad.
Nunca finjas ser oveja. Más bien, sé una oveja. Sigue siempre al Buen Pastor, reconoce su voz e imita su humildad y mansedumbre en todo lugar, pero especialmente dentro de tu hogar.
Nina