Sábado 05 de Noviembre de 2022 | Matutina para Jóvenes | El Hijo del hombre

Sábado 05 de Noviembre de 2022 | Matutina para Jóvenes | El Hijo del hombre

El Hijo del hombre

«Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza». Mateo 8: 20

Su matrimonio era feliz, al menos eso creía ella. Quince años juntos, dos hijos hermosos, seguridad financiera. Por eso, el golpe emocional fue más devastador. Su esposo le pidió no llorar. Le dijo que le dejaría la casa en la que vivían, y que le pasaría una mensualidad suficiente para sostener su nivel de vida. Le aseguró que se encargaría de todos los gastos de sus hijos. Solo que no podía seguir viviendo con ella porque había dejado de amarla. Empacó sus cosas y se marchó para nunca más volver.

Todos sus sueños se hicieron añicos en segundos. Perdió el deseo de comer, de arreglarse, de vivir. Se encerró en su casa, pasaba días enteros tirada en la cama sin bañarse. Desapareció la Aurora que todos conocieron, y en su lugar quedó un cadáver ambulante, hasta que llegó Mirian. Acababa de salir de un estado depresivo similar después de que su esposo la abandonó para irse con otra mujer. Mirian compartió su experiencia y la tomó de la mano para rescatarla de la oscuridad.

Ahora Aurora hace lo mismo. Se dedica a ayudar a mujeres abandonadas por sus maridos a superar esa experiencia. Lo puede hacer porque ella lo vivió en carne propia. Eso es lo que entraña el nombre preferido de Jesús para referirse a sí mismo: «El Hijo del hombre». Quería que supiéramos que él nos entiende, que es como nosotros, que sufrió como sufrimos, que siente como sentimos. Que no hay nada que experimentemos que él no haya experimentado. Él sintió cansancio, lloró, supo lo que es ser traicionado por sus amigos, sufrió soledad, fue rechazado y experimentó la muerte. Todos los sentimientos que nos acosan los experimentó también. Sabe cómo pensamos, cómo vivimos y cómo soñamos. Entiende nuestras debilidades y nos puede comprender.

El mensaje de @Dios para ti hoy proviene de la pluma de Elena G. de White: «Cristo tenía que identificarse con los intereses y las necesidades humanas. Él, que era uno con Dios, se vinculó con los hijos de los hombres mediante vínculos que jamás podrán ser rotos. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Es […] nuestro Hermano, que lleva nuestra forma humana delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza a la cual redimió: es el Hijo del hombre» (El camino a Cristo, p. 21). ¡Él te entiende!

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