¡Ahora es el momento!
“Mientras tanto, Abner había consultado con los ancianos de Israel y les dijo: ‘Desde hace tiempo ustedes han querido hacer a David su rey. ¡Ahora es el momento!’ ” (2 Sam. 3:17, 18, NTV).
Si confiamos en los tiempos de Dios, él nos indicará cuándo es el momento correcto para actuar. David esperó entre quince y veinte años para ser rey. Sin embargo, cuando el momento indicado llegó, Dios se lo hizo saber claramente, comunicándoselo a través de la persona más inesperada: ¡Abner! Abner había proclamado a Is-boset rey sobre todas las tribus de Israel (excepto Judá). Él era el general de guerra de Is-boset y un poderoso líder entre los leales a la casa de Saúl. Sin embargo, en el momento indicado, Abner tuvo una gran pelea con Is-boset y cambió de bando. Entonces, Abner se dedicó a convencer a los ancianos de Israel de que debían coronar a David como rey:
“¡Ahora es el momento! Pues el Señor ha dicho: ‘Yo he elegido a David para que salve a mi pueblo Israel de manos de los filisteos y de sus demás enemigos’ ” (2 Sam. 3:18, NTV). ¡Imagina la sorpresa de los ancianos al oír estas palabras de los labios de Abner!
No hace falta que nos estresemos tratando de saber exactamente cuándo Dios cumplirá sus promesas y sus planes para nuestra vida. Solo tenemos que ser fieles con las oportunidades y las tareas que tenemos hoy. Cuando los frutos maduran, comienzan a caer por su propio peso. ¡Las circunstancias mismas nos mostrarán que es tiempo de cosechar! Joyce Meyer dice que ¡Dios hace que las cosas sucedan exactamente en el momento correcto! Tu trabajo no es descubrir cuándo, sino decidir que no te rendirás. Cuanto más confíes en Jesús, y mantengas tus ojos fijos en él, más vida tendrás. Confiar en Dios trae vida. Creer trae descanso. Así que, deja de tratar de resolverlo todo y permite que Dios sea Dios en tu vida. Cuando el momento correcto llegue, ¡hasta tus enemigos lo notarán! Dios es fiel no solo en sus planes y en sus tiempos, sino también en comunicarnos cuándo debemos actuar.
Señor, ¡tú eres digno de toda confianza! No solo tienes un plan perfecto para mi vida, sino que también me comunicarás lo que necesite saber en el momento correcto. Todo lo que debo hacer es ser fiel y mantener las avenidas de comunicación abiertas. ¡Gracias, porque no necesito estresarme acerca del futuro!
Amen, no estrés, solo confiar en Dios, no rendirme, dejar que Dios sea Dios en mi.