Cabellos
“Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados” (Mateo 10:30).
Los cabellos son parte de la belleza. La única etapa de la vida en que es preferible ser peladito es cuando eres un bebé. ¡Qué simpáticas quedan esas bochitas! ¿Sabías que el color de cabello más habitual es el negro y el menos frecuente es el pelirrojo? En total tenemos en la cabeza entre unos 100.000 y 150.000 cabellos, que forman nuestra melena. El cabello crece unos 20 centímetros por año. Cada día, como norma general, el ser humano pierde entre 50 y 100 cabellos que son reemplazados por otros que nacen nuevos.
La Biblia nos dice que Jesús tiene contados nuestros cabellos… Así que ¡imagina llevar tantas cuentas! ¡Cuánto nos conoce! ¿Te da felicidad saber que el Señor Jesús se preocupa por ti y te cuida con inmenso amor? El conocimiento perfecto de Dios se muestra en simples ejemplos como el tener contado y saber el número de nuestros cabellos, algo que es casi imposible de contar para nosotros mismos, imagina para toda la humanidad.
Heidi, mi hija, tiene un cabello muy bonito. Un día apareció en la pantalla de Skype con su melenita corta y nos contó esta bella historia. Hay niños que como consecuencia del cáncer y las quimioterapias se quedan completamente sin pelito. ¿Puedes imaginarte sin cabellos?
¡Qué difícil! Heidi donó su hermoso cabello color oro para hacer feliz a una niñita que estaba sufriendo. Hay una sociedad de beneficencia que se encarga de hacer peluquitas con los cabellos donados por personas bondadosas y generosas, para esos niños. Me imagino que Dios sonríe con estos bellos gestos.
Dios te conoce, Dios te cuida. Los niños viven rodeados de peligros en este mundo. A veces tienen que enfrentar situaciones que les producen miedo. Algunos quizás no tienen a sus padres. Otros a lo mejor han sido abandonados por el padre o la madre; pero deben saber que tienen un Padre que nunca jamás los abandonará, un Padre que siempre los cuida. Un Padre que les dará todo lo que les falte porque es el
Padre eterno, el Padre celestial, el gran Dios que los ama y muestra su amor al cuidarlos. ¡Qué agradecida estoy de tener un Dios así! Podemos confiar en él, aún en los tiempos difíciles de esta vida y en un mundo peligroso. ¡Gracias, Dios, por tu cuidado y por tener contados hasta nuestros cabellos!
Mirta