Pez billetera
“Me diste vida, me brindaste amor, y con tus cuidados me has mantenido con vida” (Job 10:12).
Imagina que necesitas dinero para pagar una deuda. Entonces tomas una caña de pescar, vas al río más cercano a tu casa, lanzas el anzuelo al agua, pescas un pez entre cientos de otros y, cuando abres la boca del animal… ¡encuentras la cantidad exacta que necesitabas para pagar tu deuda!
¿Todo esto podría ser solo una coincidencia? Incluso suena como una “historia de pescador». Pero no lo es. Esto realmente sucedió. El pescador era Pedro y quien le pidió que pescara fue el mismo Jesús. Todo esto sucedió porque los recaudadores de impuestos pidieron a Pedro su pago de impuestos y el de Jesús. Pero ¿cómo pagar sin dinero?
Jesús hizo una petición muy extraña: “Pedro, pesca el dinero”. Parece completamente ilógico. ¿Cómo podría encontrar la cantidad que necesitarían en la boca de un pez? Pero el discípulo no cuestionó; simplemente obedeció, y ocurrió el milagro.
Así como Dios hizo algo completamente improbable para ayudar a Pedro a salir de una situación difícil, continúa haciendo milagros diarios, grandes y pequeños, para ayudarte. Dios gobierna todo lo que existe. Él sabe todas las cosas. Aun así, brinda a sus hijos la libertad de elegir qué hacer.
En el caso de Pedro, Jesús intervino directamente en la historia, logrando algo imposible. No creas en el azar, la mala suerte o las coincidencias. Si eres un siervo de Dios, debes saber que