Abimelec
“Cuando los que vivían en ese lugar le preguntaron en cuanto a Rebeca, Isaac tuvo miedo de decir que era su esposa y les dijo que era su hermana” (Génesis 26:7).
Como ocurrió en los días de su padre, en la época de Isaac también hubo sequía, y la consecuencia inmediata fue el hambre. Por eso, Isaac decidió establecerse en Gerar en donde era más probable encontrar comida. Gerar era una ciudad ubicada en la región de los filisteos. Dios quiso evitar que Isaac cometiera el mismo error que Abraham, pues Gerar estaba en la frontera con Egipto, y le dijo que no cruzara la frontera.
En su misericordia, Dios nos advierte para que no tomemos malas decisiones. Nos advierte en la Biblia, o en un consejo oportuno de padres o personas que lo aman.
Sin embargo, ahí en Gerar, Isaac mintió y el rey Abimelec le señaló su error. La verdad es lo opuesto a la mentira; solamente la verdad es el fundamento de la sociedad. Cuando somos veraces, demostramos integridad. Decir la verdad nos ayuda a vivir felices y a tener amistades duraderas. Isaac mintió y fue descubierto. ¡Cuánta vergüenza debió haber sentido! Y, peor todavía, porque la persona que le señaló su error no conocía al Dios de Isaac.
La experiencia de Isaac nos recuerda a unos marineros que adoraban dioses falsos. En plena tormenta, fueron a despertar a Jonás que dormía en el barco cuando trataba de huir del llamado divino. En otra historia, varias personas se acercaron a Pedro y le dijeron que él era uno de los seguidores de Jesús (en medio del juicio previo a la crucifixión) y Pedro negó con groserías para enfatizar que no seguía a Jesús. Tanto Jonás como Pedro representaron mal a Dios en esas ocasiones.
Seamos leales a Dios, y mostremos a todas las personas cómo es su carácter. Jesús mencionó qué efecto tiene en los demás, que lo que hacemos coincida con nuestro mensaje: “Procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo” (Mat. 5:16).