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“Por eso jamás llegará a caer. ¡El hombre justo será siempre recordado! No tiene miedo de malas noticias; su corazón está firme, confiado en el Señor. Su corazón está firme; no tiene miedo, y aun mira con burla a sus enemigos” (Salmo 112:6-8).
Nuestro mundo está cada vez más tecnologizado. La comunicación se realiza de forma fácil e inmediata, incluso a largas distancias. Pero, no siempre fue así. Si le preguntas a alguien mayor (tu abuelo, por ejemplo) cómo se comunicaba en su infancia con familiares que vivían lejos, te sorprenderán nombres extraños, como correo postal, telegrama y fax, por ejemplo.
En estos días, tomar papel y lápiz y enviar un mensaje por carta se ha convertido en una rareza. En el pasado, las letras eran el medio de comunicación para largas distancias. Los mensajeros viajaban muchos kilómetros, incluso a pie, para llevar noticias.
La Biblia dice que Ezequías, rey de Judá, recibió una carta con una noticia terrible: el rey Senaquerib, de Asiria, amenazaba al pueblo de Dios, diciendo que estaba en camino con su ejército para destruirlo. Ezequías no se desesperó. Inmediatamente fue al Templo, se arrodilló y abrió la carta ante Dios. Esa misma noche, su oración fue respondida. El ángel del Señor luchó y venció por él.
Cuando recibas malas noticias, en lugar de desesperarte habla con Dios, y nunca olvides que él “puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias a su poder que actúa en nosotros” (Efe. 3:20).
Jesús lo puede todo
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