Puerta abierta
“Tú eres mi refugio: me proteges del peligro, me rodeas de gritos de liberación” (Salmo 32:7).
El tejedor republicano es un ave que se preocupa por los demás. A menudo construye nidos gigantes con palos y hierba. ¿Sabes por qué hace nidos tan grandes? Para albergar cientos de aves y protegerlas de las frías noches sudafricanas, que es el hábitat natural de este tipo de aves. La “casa” del tejedor republicano siempre está abierta para quienes necesitan refugio. ¿Sabías que la casa de Dios también está siempre abierta? ¿Conoces su morada? El Santuario celestial, la sede del universo. Este es un lugar de reuniones, culto y mucho trabajo, porque allí, día a día, Dios concede perdón y salvación a sus hijos.
A pesar de todas estas actividades, Dios nunca está demasiado ocupado para responder a tu llamado. Siempre que sientas miedo, vergüenza, culpa, o necesites algún tipo de ayuda, puedes entrar a la casa de Dios. Podrías estar pensando: Pero ¿cómo entro allí?
En realidad, todavía no es posible hacer un viaje espacial para llegar físicamente a este ambiente sagrado, pero hasta que Jesús regrese, puedes estar en la presencia de Dios por medio de la fe. Por lo tanto, nunca te sientas desamparado, porque Dios te protege. No te preocupes. Jesús te dejó la puerta del cielo abierta. ¡Puedes entrar!
