Martes 18 de Abril de 2023 | Matutina para Menores | Nadab y Abiú

Martes 18 de Abril de 2023 | Matutina para Menores | Nadab y Abiú

Nadab y Abiú

“El Señor se manifestó con gran esplendor a todo el pueblo: salió fuego de la presencia del Señor y consumió el animal que iba a ser quemado y las grasas que estaban sobre el altar” (Levítico 9:23, 24).

Levítico 9 termina con una celebración, pero el capítulo 10 comienza con una tragedia. El fuego ardía en el altar de los sacrificios y era exclusivamente para los sacrificios. En ocasiones especiales descendía del cielo, enviado por Dios. Esto representaba la aprobación divina de una ofrenda. La historia que comenta los versículos de hoy se refiere a que Aarón obedeció la orden de Dios, presentó una triple ofrenda: una por el pecado, otra como holocausto y una más como ofrenda de paz, y entonces descendió el fuego como muestra de aprobación.

Si Nadab y Abiú, los hijos de Aarón, hubieran obedecido lo que Dios dijo, el final hubiera sido diferente. Ellos desobedecieron la autoridad divina, ofrecieron lo que no les correspondía, y usaron instrumentos que no estaban designados para esa función.

Que personas no indicadas colocaran incienso y fuego en braseros que no eran para eso fue una mezcla confusa que terminó en que Dios envió fuego que destruyó a los hijos de Aarón. Ellos actuaron por cuenta propia, y no buscaron glorificar al Señor.

Dios espera que seamos reverentes con lo que es sagrado. Él separó un día especial para adorarlo: el sábado. También nos dio un sacerdote perfecto: Jesucristo. Y la ofrenda perfecta para saldar nuestra deuda del pecado: la muerte de su Hijo. Cualquier adoración que excluya lo que Dios ya dispuso es irreverencia.

De acuerdo con la Biblia, la obra de Dios puede compararse al fuego, pero no es su plan destruir a nadie. Su función es eliminar los defectos de nuestro carácter; es decir, purificarnos como un metal puede limpiarse por el calor del fuego. Cuando nos entregamos a Dios, el Señor derrama en nosotros el Espíritu Santo, simbolizado también con el fuego, quien es un sello de aprobación de Dios por darle nuestra vida.

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