“Yo te daré la corona”
“¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!” (Apocalipsis 2:10).
La historia de la Iglesia Adventista está repleta, como cualquier historia en la que intervienen los seres humanos, de momentos gloriosos y de episodios tristes. Hoy quiero referirme a uno de los sucesos más tristes de nuestra historia: la matanza de adventistas armenios por parte del Imperio Otomano. En un artículo escrito para la nueva Enciclopedia adventista (en línea) por el historiador Daniel Heinz, se asegura que entre 1894 y 1923 más de un millón y medio de cristianos fueron masacrados por los turcos.⁹² De los trescientos cincuenta adventistas que vivían en Turquía, la gran mayoría de origen armenio, unos doscientos cincuenta perecieron a causa de su fe.
Uno de los mártires de aquel “holocausto”, como lo definió Elie Wiesel, fue Dzadour G. Baharian, conocido como el “padre” de la Iglesia Adventista en Armenia. Baharian se unió a la Iglesia Adventista en 1915 . En 1921, movido por el deseo de dar a conocer la segunda venida de Cristo, se dedicó por completo a proclamar el mensaje adventista en toda Anatolia. Ese mismo año fue arrestado y condenado por haberse “rebelado” contra las autoridades turcas. Tras varios meses en los que fue obligado a trabajos forzados como prisionero, murió en condiciones indescriptibles. Baharian y otros fieles creyentes pudieron haber salvado su vida aceptando el Islam y rechazando a Jesús; sin embargo, prefirieron mantenerse firmes en su fe en medio de la atroz persecución.
Muchos de nosotros vivimos en países que nos permiten disfrutar libremente de nuestra experiencia cristiana. Ser cristianos nos hace merecedores del respeto, la consideración y el cariño de la gente. No obstante, en nuestra propia esfera, cada uno de nosotros ha de ser un cristiano que permanezca firme en medio del tormentoso mar de aflicciones que nos toca atravesar. A los creyentes que vivían en la ciudad de Esmirna, que sigue formando parte de Turquía en la actualidad, el Señor les dijo: “No temas lo que has de padecer”, y seguidamente se les promete: “¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida!” (Apoc. 2:10). Como a los pioneros del adventismo en Turquía, a nosotros se nos pide que seamos fieles.
¡No claudiquemos, no nos rindamos, no perdamos la esperanza! Aunque Satanás parezca estar saliendo victorioso, al final la corona estará en nuestra cabeza y en las de aquellos que fueron sacrificados por su fe.
92 Daniel Heinz, “The Legacy of Adventist Martyrs in Europe” [El legado de los mártires adventistas en Europa], Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día. Visite: encyclopedia.adventist.org.