“Cristo padeció para llevarnos a Dios”
“Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).
Cuenta David Kossoff que cuando el rabino Mark estaba sentado con los ancianos de su sinagoga, se trató el caso de Yeltov, el panadero. El rabino le comunicó al grupo que Yeltov había recibido la harina que robaba el cocinero del ejército, y que ahora tendría que ir a la cárcel durante varios meses. Tras escuchar la terrible noticia, uno de los ancianos comentó que era imposible estar sin pan todo ese tiempo, así que junto con otros ancianos propusieron una solución al problema: que “Pitzik, el pobre, ocupe el lugar de Yeltov en la cárcel”. Mark les dijo que Pitzik no había hecho nada malo para ir a la cárcel.
Entonces los ancianos dijeron:
–Tampoco Yeltov; él cometió un pequeño delito, pero lo hizo por nuestro bien. De todos modos, es mejor que Pitzik esté en prisión a que se la pase peleando en las calles. Además, en la cárcel tendrá una habitación cálida, tres comidas al día, ropa limpia y nuestra gratitud.
El rabino Mark preguntó con cierto tono de ironía:
–¿Su gratitud por ir a la cárcel por algo que no hizo?
–Sí –respondieron–, tendrá nuestro agradecimiento y lo visitaremos en la cárcel.
–¡Pero no ha hecho nada malo! –les recordó de nuevo el rabino.
–Maestro, ¿qué parte de nuestro plan de intercambio no ha quedado claro? ¿Se lo volvemos a explicar?¹⁰⁷
El relato termina diciendo que el rabino no necesitó que se le explicara de nuevo que el inocente tomaría el lugar del culpable. Somos nosotros los que sí necesitamos que se nos repita una y otra vez que Cristo, el inocente, tomó el lugar de la humanidad culpable. Judas admitió su error y dijo: “Yo he pecado entregando sangre inocente” (Mat. 27:4); Pilato dijo frente “a los principales sacerdotes y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre” (Luc. 23:4).
Pero declarar que Jesús era inocente no es suficiente; lo importante es aceptar y entender lo que dijo Pedro: “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Ped. 3:18).
El Señor tomó nuestra cruz para que nosotros entremos en su cielo. Dediquemos tiempo cada día para expresarle nuestra gratitud por haber ocupado nuestro lugar, porque eso es lo que garantiza que nos llevará hasta la misma presencia de Dios.
107 Citado por Norman Young, “O Sweet Exchange!”, Adventist Record (29 de junio de 2019), pp. 16, 17.