Sobrevivir
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13.
Tenía que haber muerto el 6 de abril de 1977. Su madre, una adolescente de 17 años, había decidido abortar. Una inyección de solución salina quemaba y asfixiaba al bebé cuando, a los siete meses y medio, decidió nacer. El médico responsable de ejecutar el aborto no estaba en la clínica, porque eran las seis de la mañana y no debía llegar hasta las nueve. Una enfermera vio a la pequeña y decidió mantener a esa criatura con vida. Y así, Gianna Jessen superó la primera dificultad de su existencia. Debido a la técnica empleada para su aborto padecía parálisis cerebral, y muchos especialistas señalaban que no podría caminar, ni siquiera sostener la cabeza. Pero Gianna camina, y no solo sostiene la cabeza sino que la tiene bien puesta. Es un placer escuchar su testimonio y cómo anima a afrontar la vida. Su arenga a las personas para que apoyen y protejan a los más débiles me motiva todavía. Su agradecimiento a Jesús por la fuerza que le otorga es un sermón hecho vida.
Era un 13 de octubre de 1972 cuando un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya cayó en los Andes, a medio camino entre Argentina y Chile. Pocos momentos antes, los miembros del equipo de rugby Old Christians iban cantando. Pocos momentos después, comenzó un periplo de resistencia que solo 16 personas superaron. Gustavo Zerbino, uno de ellos, afirmaba que el día en que comenzaron a luchar fue cuando escucharon por la radio que los equipos de rescate iban a dejar de buscarlos. Estaban solo ellos y Dios. Y lucharon para vivir y viven.
Es un 3 de junio, y estás aquí con tus luchas y tus preocupaciones. Hay días que se te hacen más soportables que otros, días en que todo parece complicarse, pero sigues ahí y luchas. Sabes que no luchas solo, que Jesús te acompaña. Y eso te hace sonreír cuando no hay razones para ello, ser amable cuando las asperezas te rodean, hacer el bien cuando pocos lo merecen. Pero eres cristiano, y eso nos enseñó Jesús, a que sobreviva la vida, a que sobreviva el amor. Respondemos a la adversidad con oportunidad, al rechazo con abrazo, a la violencia con cariño, porque Jesús así lo hizo. Es en él en quien hallamos la forma de superar las dificultades.
Como dice Isaías 53:5: “Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados”. Su vida es nuestra paz, su vida es nuestra salvación, su vida es nuestra supervivencia. No me extraña que Pablo exclamase: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
