¿Le has deseado el mal a tu enemigo?
Por eso no tienen miedo y pueden enfrentar victoriosamente a sus enemigos. Salmo 112:8, NBV.
¿Deseas el mal a quien te ha hecho daño? ¿Dices: “Dejo todo en las manos de Dios”, pero anhelando que esas manos se venguen? ¿Piensas: “Cada uno cosecha lo que siembra”, mientras deseas que coseche el mal? ¿Le está yendo mal, y exclamas: “¡Como es la vida de justa!”?
Se necesita sabiduría, tacto y mucha oración para enfrentar eficientemente a alguien que está abusando o está burlándose de ti, o está dañando tu testimonio o tu liderazgo. Las personas que han sufrido abuso son menos eficientes para enfrentar cualquier injusticia. La última parte del texto de hoy es intrigante; diferentes versiones pueden ayudar: “Mira con burla a sus enemigos” (DHH); “hasta que vea vencidos a sus adversarios” (LBLA); “pueden enfrentar triunfantes a sus enemigos” (NTV); “verá derrotados a sus adversarios” (NVI); “podrá vencer a sus enemigos” (PDT); “llegará a ver la caída de sus enemigos” (RVC); “mira con aire de triunfo a todos sus enemigos” (TLA).
¿Cómo armoniza esto con las siguientes declaraciones? “Todo acto de injusticia que contribuya a abreviar la vida, al espíritu de odio y de venganza, o a abrigar cualquier pasión que se traduzca en hechos perjudiciales para nuestros semejantes o que nos lleve siquiera a desearles mal, pues ‘todo aquel que odia a su hermano es homicida’ (1 Juan 3:15). […] Es, en mayor o menor grado, una violación al sexto mandamiento” (2MCP, p. 178). “El espíritu de odio y de venganza tuvo su origen en Satanás, y lo llevó a dar muerte al Hijo de Dios. Quienquiera que abrigue malicia u odio, abriga el mismo espíritu; y su fruto será la muerte. En el pensamiento vengativo yace latente la mala acción, así como la planta yace en la semilla” (ibíd., p. 530). “La venganza nunca ha vencido a un enemigo” (4TI, p. 361).
“La ley de Dios toma en cuenta los celos, la envidia, el odio, la malignidad, la venganza, la concupiscencia y la ambición que agitan el alma, pero no han hallado expresión en acciones externas porque ha faltado la oportunidad aunque no la voluntad. Y se demandará cuenta de esas emociones pecaminosas” (2MCP, p. 529).
En resumen, haz la primera parte del versículo, y Dios hace el resto. La verdad triunfará y tú triunfarás con ella.