¡Qué mentira!
“Pero la serpiente le dijo a la mujer: ‘No es cierto. No morirán’ ” (Génesis 3:4).
La primera mentira del mundo la dijo una serpiente. Eva fue la primera persona en creer la malvada invención del enemigo disfrazado. También fue la primera en descubrir lo corta que es la “mentira”. Poco después, Adán también entendió esto. Después de ser engañados, Adán y Eva experimentaron de primera mano lo malo y peligroso que es creer en mentiras. La Biblia revela que experimentaron vergüenza, tristeza, sufrimiento, dolor, y fueron testigos de la primera muerte, que sucedió por causa del pecado.
Desafortunadamente, el enemigo de Dios continúa usando muchas “serpientes” para engañar. Trabaja por medio de personas malas, que mienten en Internet; usa falsos amigos para decir que está bien usar drogas; incluso trabaja mediante personajes famosos para transmitir la idea de que no es necesario tener a Dios para ser feliz. La información falsa, contada de diferentes maneras, es la estrategia del mal para hacernos pecar, y trae tristeza e infelicidad.
El apóstol Pablo ya conocía los engaños del enemigo y por eso escribió: “Pero temo que, así como la serpiente engañó con su astucia a Eva, también ustedes se dejen engañar, y que sus pensamientos se aparten de la actitud sincera y pura hacia Cristo” (2 Cor. 11:3).
No creas todo lo que ves y escuchas por ahí. Revisa la información y escapa de las “serpientes” modernas. Los mensajes de la Palabra de Dios siempre son verdaderos y te protegen del veneno del mal.