Toma de posesión
“Todos los ancianos de Israel fueron y hablaron con el rey David en Hebrón, y él hizo un pacto con ellos, poniendo al Señor por testigo. Entonces ellos consagraron a David como rey de Israel” (2 Samuel 5:3).
Después de más de diez años de ser fugitivo, por fin David asumió como rey de Israel. En su adolescencia, Dios lo preparó mientras pastoreaba su rebaño, y así logró tener un corazón noble y paciente para dirigir a la nación con el mismo interés y cuidado, así como lo hacía con sus ovejas. También desarrolló la valentía, y así como protegió a su rebaño de los leones y osos, protegió a Israel de las naciones enemigas.
Cuando huía de Saúl, David aprendió a confiar en Dios totalmente. Supo esperar a que solo el Señor fuera quien le diera el trono. Decidió no usar las armas para establecerse como rey, a pesar de que Samuel lo había ungido cuando era un adolescente (1 Sam. 16:13). En esta época, David escribió los salmos más emotivos en que expresa tanto sus inseguridades como su dependencia y confianza en Dios.
Este capítulo nos presenta la coronación pública de David. Su primera decisión fue dejar atrás Hebrón, y elegir la ciudad de los jebuseos, Jerusalén, como la ciudad capital de la nación. Hasta entonces, esta ciudad no había sido conquistada por Israel. “Jerusalén” significa “ciudad de paz”, y llegó a ser conocida como la ciudad de David.
Otra acción sensata de David fue establecer relaciones diplomáticas con Hiram, rey de Tiro. Hiram favoreció la reconstrucción de los muros de la ciudad y su influencia permaneció por muchos años, incluso hasta la época de Salomón y la construcción del templo. Por último, David venció a los filisteos en dos ocasiones y con dos estrategias diferentes. Lo más relevante de esos triunfos fue que David consultó a Dios (vers. 19, 23), hizo lo que Dios le mandó y prosperó.
El ejemplo de David nos enseña a aceptar los tiempos de Dios para las tareas que nos asigna, y a no apresurarnos ni actuar por impulso. También nos recuerda cuán importante es depender de Dios en toda circunstancia y consultarle antes de actuar.