Buen ejemplo
“Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen” (Mateo 5:44).
Jesús estaba todavía en el Getsemaní cuando llegó Judas acompañado de mucha gente. Después de recibir un beso del discípulo, el Maestro sería arrestado. Disgustado con la forma en que Cristo estaba siendo tratado, Pedro le cortó la oreja a Malco, el siervo del sumo sacerdote. Jesús no aprobó esa actitud, e inmediatamente sanó la oreja del soldado.
A Dios no le gusta la violencia. Golpear, maldecir, empujar y lastimar no forman parte del método de Dios para resolver los problemas. Al contrario, él sabe que la violencia solo engendra más violencia.
Jesús tuvo compasión de alguien que estaba a punto de arrestarlo. ¿Cómo tratas a las personas que no te quieren? Si alguien no te trata bien, ¿tu reacción es de venganza o de pacificación? No devuelvas mal por mal. Ora por tus enemigos. Es fácil ser amable con las personas que son amables, pero es difícil ser amable con alguien que normalmente nos molesta.
Si tienes problemas para amar a tus enemigos, pídele ayuda a Jesús. Él tiene experiencia en este asunto, y te ayudará a ser misericordioso también.