Déjate alcanzar
Hubo un tiempo cuando Israel hablaba y las naciones temblaban de miedo, pues él era un pueblo poderoso; pero luego se hizo devoto de Baal, y así se acarreó la desgracia y fue destruido. Oseas 13:1, NBV.
Dios pidió a Oseas que buscara una mujer ramera y se casara con ella, con el propósito de mostrar a Israel cuánto dolor le causaba la idolatría del pueblo que había hecho pacto de fidelidad con él. Israel había sido fiel anteriormente, pero se rebelaron contra Dios. No cometas tú también ese error. Renueva tu compromiso con Dios día a día.
Gomer, una prostituta o joven promiscua, fue fiel a Oseas hasta que tuvo su primer y único hijo con él, Jezreel, que significa “a punto de castigar”. Luego, como producto de su adulterio, nacieron dos hijos más: una niña llamada Lo-ruhama, “no amada”, y un niño, Lo-ammi, “no es mi pueblo”. Los nombres simbolizaban tres etapas de la vida espiritual de Israel: su fidelidad inicial, la tristeza de Dios frente a su infidelidad, y el rechazo que, como pueblo, cometieron contra el Dios que los había escogido y con el que habían hecho un pacto.
Oseas se mantuvo fiel a Gomer, así como Dios se mantuvo fiel a su pueblo infiel. La recibió, la redimió y la amó, mientras que Gomer fue desleal, regresando a él con hijos producto de su adulterio. Se vendió como prostituta del templo idólatra; Oseas la encontró y la redimió por quince piezas de plata. ¡Qué simbolismo dramático del amor de Dios! Su amor va más lejos que nuestro pecado, pero le duele la infidelidad. Mientras Oseas era un fiel proveedor, Gomer agradecía a los amantes, como los israelitas agradecían a los ídolos cuando era Dios quien proveía.
Y tú, ¿a quién agradeces por las bondades divinas? Dios sigue dispuesto a hacer por ti lo que Oseas hizo por Gomer: recibirte, redimirte y amarte. ¿Hay algo o alguien a quien amas más que a Dios? ¿A qué o a quién le dedicas tu mayor entusiasmo, energía y tiempo? Si no es a Dios, le estás siendo infiel. Como Gomer, quizás tienes una historia de infidelidad recurrente, pero Dios te perdona y te acepta de regreso. Él te dice: “Con cuerdas de amor te atraje. Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión” (ver Oseas 11:4 y 8). ¿Por cuánto tiempo le harás esperar? Su búsqueda es una búsqueda de amor.
“Dios no pudo hacer más para expresar su amor. Su don no pudo haber sido mayor; porque alcanza la infinidad. Su gracia es provista para todos en toda su amplitud. No hay excusa alguna para que nadie retenga su egoísmo” (GCB, 1º de octubre de 1899).
Déjate alcanzar, amar y redimir por tu amante Salvador.