Matutina para Adultos | Martes 22 de Agosto de 2023 | “A ti te daré la vida”

Matutina para Adultos | Martes 22 de Agosto de 2023 | “A ti te daré la vida”

“A ti te daré la vida”

“He aquí que yo traigo mal sobre todo ser viviente, ha dicho Jehová; pero a ti te daré la vida por botín” (Jeremías 45:5).

¿Cómo definiríamos a una persona que ha sido bendecida por Dios? Me surgió esta pregunta al reflexionar sobre la historia de Baruc, el noble escriba del profeta Jeremías. Baruc procedía de una familia acomodada de Jerusalén.¹⁵⁷ El hecho de que fuera escriba sugiere que era una persona culta. Su hermano Seraías dirigía la delegación que acompañaba al rey Sedequías a Babilonia. Incluso, su reputación era tan grande que cuando el profeta Jeremías tenía prohibido entrar al templo, Baruc sí podía hacerlo. De paso, en 1975 se encontró en Israel una colección de sellos de barro entre los que se hallaba uno que decía: “Baruc hijo de Nerías el escriba”. Buena familia, buen trabajo, buena reputación, ¿qué más se puede pedir? De hecho, el nombre de Baruc significa “bendecido por el Señor”.

Sin embargo, en el año 604 a.C., las cosas comenzaron a cambiar en la vida de Baruc. Jeremías lo llamó y le pidió que escribiera en un libro las palabras que Dios había enviado al reino de Judá. Baruc lo hizo. Su mensaje enojó tanto al rey que mandó quemar el libro y ordenó que apresaran a Baruc y a Jeremías. Luego la gente comenzó a criticarlo, lo tildaron de ser un incitador y finalmente se tuvo que ir a vivir a Egipto. Perseguido, criticado y exiliado, ¿siguió siendo bendecido?

Agobiado por los problemas y dificultades, Baruc se lamentó: “¡Ay de mí!, que el Señor añade penas a mi dolor; estoy agotado de gemir y no encuentro reposo” (Jer. 45:3, TBP). Su situación trae a mi mente las palabras del salmista: “Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas” (Sal. 6:6). Yo me he sentido así; quizá tú te sientes así en este preciso instante.

Y para esos momentos oscuros no hay nada mejor que la luz que irradia una promesa divina. El Señor fortaleció a Baruc con esta promesa: “He aquí que yo traigo mal sobre todo ser viviente, ha dicho Jehová; pero a ti te daré la vida por botín” (Jer. 45:5).

Aceptar esta promesa cambiará nuestros “¡ay de mí!”, aliviará nuestro dolor y pondrá fin a nuestro gemir. Es la vida divina la que nos hace sentir bendecidos sin importar la circunstancia.

157 Jack R. Lundbom, “Baruch (Person)”, ed. David Noel Freedman, The Anchor Yale Bible Dictionary (Nueva York: Doubleday, 1992), p. 617.

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