Sofonías modernos
“Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección, y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos”. Sofonías 3:7.
Sofonías empieza con profundo pesar, pero termina con un canto de alegría y éxtasis. Cada capítulo de este impactante libro del Antiguo Testamento posee un principio de vida práctica.
El primero de esos principios es: “Calla ante la presencia de Jehová el Señor” (Sof. 1:7). Ponlo en práctica cuando estás bajo una prueba severa. Otro principio dice: “Busquen al Señor y pídanle ayuda” (Sof. 2:3, PDT). La oración tal vez no siempre cambie tus circunstancias, pero sí cambiará tu actitud ante ellas. ¿Y qué me dices de este otro principio? “Tengan paciencia, dice el Señor” (Sof. 3: 8, NTV). Estos tres principios conforman una receta sencilla para una vida cristiana de éxito: callar cuando es necesario, buscar a Dios en todo tiempo, y esperar en él, plenamente confiados.
No escuchar cuando las circunstancias no estén de acuerdo con nuestra opinión es un problema de orgullo y señal de un ego demasiado inflado. Los judíos se volvieron tan orgullosos que no escuchaban ni aun la voz de Dios cuando era contraria a sus deseos. No permitas que el orgullo te inhabilite y te haga inalcanzable a la gracia divina.
Se necesitan Sofonías modernos que den un mensaje claro, distinto y pronto a quienes perecen: “Una crisis se avecina. Imbuidos del poder del Espíritu Santo debemos ahora proclamar las grandes verdades para estos últimos días. No transcurrirá mucho tiempo antes que todos hayan escuchado la amonestación y efectuado su decisión. Entonces vendrá el fin” (6TI, p. 33).
Se necesitan Sofonías modernos que llamen a la acción, que adviertan que la irresponsabilidad y la complacencia conllevan a la caída espiritual, que llamen a obedecer la ley de Dios como salvaguardia de toda corrupción moral: “Se debe realizar una obra de gran importancia en la divulgación de las verdades salvadoras del evangelio, ya que es el medio ordenado por Dios para detener la marea de corrupción. Es el medio que él emplea para restaurar su imagen moral en los seres humanos. Es su remedio para la desorganización universal. Es el poder que une a la gente. La divulgación de estas verdades es el propósito del mensaje del tercer ángel.
El Señor desea que la proclamación de este mensaje sea la obra más destacada y grandiosa que se lleve hoy a cabo” (ibíd., pp. 19, 20). Calla, ora y espera. Dios oye, Dios sabe, Dios ve.