Esfuerzo, ánimo y trabajo
Tal como se los prometí cuando salieron de Egipto, mi espíritu les acompaña. No tengan miedo. Hageo 2:5, DHH.
Inusualmente, el mensaje de Hageo produjo un efecto rápido y efectivo. El pueblo comenzó la reconstrucción del templo apenas 23 días después de oír el mensaje. El nuevo templo era inferior en tamaño, y en apariencia no tenía ningún parecido con el esplendor de oro y piedras preciosas que adornaban el primer edificio, por eso Hageo debió animarlos muchas veces a esforzarse, tener ánimo y trabajar (ver Hageo 2:4). Estos son tres elementos válidos en cualquier proyecto. Es posible que tu reconstrucción no sea física sino emocional. ¿Comienzas una nueva vida en Cristo? ¿Reconstruyes tu vida a partir de las ruinas emocionales de un diagnóstico, una pandemia, un divorcio o la muerte de un ser amado? ¿Inicias una nueva vida en otro país, trabajo o escuela? Pon esto en práctica: esforzarse, cobrar ánimo y trabajar. La promesa se cumplirá tan perfectamente como se cumplió en los días de Hageo. Dios bendecirá tus esfuerzos si lo haces con fe y con oración.
“El creyente tiene siempre en el Señor a un poderoso auxiliador. Tal vez no sepamos cómo nos ayuda; pero esto sabemos: Nunca falta su ayuda para aquellos que ponen su confianza en él. Si los cristianos pudieran saber cuántas veces el Señor ordenó su camino, para que los propósitos del enemigo acerca de ellos no se cumplieran, no seguirían tropezando y quejándose. Su fe se estabilizaría en Dios, y ninguna prueba podría moverlos. Le reconocerían como su sabiduría y eficiencia, y él haría que se cumpliese lo que él desea obrar por su medio” (PR, p. 422).
Dios prometió que el nuevo templo tendría una mayor gloria: “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” (Hag. 2:9). La belleza del nuevo templo la daría la presencia divina, pues fue honrado con la visita de Jesús, “el Deseado de todas las naciones” (Hag. 2:7).
Lo que reconstruyas en tu vida será también superior a tu primera experiencia: “Al enviar pruebas a sus hijos, Dios tiene un propósito, nunca los conduce por otro camino que el que erigirían si pudiesen ver el fin desde el principio y discernir la gloria del propósito que están cumpliendo” (PR, p. 424).
¡Dale permiso a Dios de reconstruir lo necesario en tu vida!