“No tardará”
“Pronto, muy pronto, vendrá el que tiene que venir. No tardará” (Hebreos 10:37, DHH).
“Solo tendremos que trabajar y esperar unos años más y entonces nuestro Señor vendrá para poner fin a nuestra lucha contra el pecado y establecer la justicia perdurable”, dijo el predicador. Entre los oyentes se encontraba Willie White, que en ese momento tenía siete años. De camino a la casa, Willie preguntó a su hermano Edson y a su amigo John: “¿Cuántos son unos años más?” John le respondió: “Seis o siete”. Entonces Willie pensó: “Siete y siete son catorce. Entonces puede ser que cuando Cristo venga yo tenga catorce años”.
Willie White contó esta experiencia en un artículo que publicó más de sesenta años después, cuando tenía sesenta y nueve años. Aquellos “unos años más” ya habían sobrepasado las seis décadas y Jesús no había venido. En la conclusión del artículo, escrito en 1919, el pastor White escribió: “ ‘Unos años más’ no es un simple grito de guerra; es un hecho. Mejoremos cada día y cada hora del tiempo de prueba que aún queda para nuestro uso”.¹⁶⁸ Más de cien años después, nosotros seguimos esperando que pasen esos “unos años más”.
Las últimas palabras de Jesús en la Biblia encierran esta promesa: “Ciertamente vengo en breve” (Apoc. 22:20). El libro comienza anunciando “las cosas que deben suceder pronto” (Apoc. 1:1). Más adelante Jesús anuncia: “Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apoc. 3:11); y al final del libro repite la misma idea: “¡Vengo pronto!” (Apoc. 22:20, RVA-2015). ¿Por qué Jesús utilizó ese vocabulario que pone énfasis en la cercanía de su venida? Porque quería que su pueblo se mantuviera alerta, que bajo ninguna circunstancia cayéramos en el letargo que conlleva suponer que el Señor tarda en venir. Saber que la venida de Cristo ocurrirá “pronto” nos mantiene enfocados en las cosas celestiales.
“Pronto, muy pronto, vendrá el que tiene que venir. No tardará” (Heb. 10:37, DHH). Pronto, muy pronto, se pondrá fin al dolor; pronto, muy pronto, veremos el amanecer de un mundo nuevo. Y ese pronto llegaría más pronto si hoy cada uno de nosotros decidiera aprovechar el tiempo que nos queda aquí y nos preparáramos para que el Señor venga y ponga fin al pecado.
¿Cuándo acabará el “unos años más”? No lo sé. En lo que a mí respecta estoy preparado como si fuera a ocurrir hoy. ¿Y tú?
168 Alberto R. Timm y James Nix, “Why Battle Creek”, Lessons From Battle Creek (Silver Spring, Maryland: Review and Herald, 2018), p. 32.
Amén