Matutina para Jóvenes, Domingo 18 de Abril de 2021

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El valor del billete

“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” (Mat. 13:44).

Una vez escuché al pastor David Asscherick usar un ejemplo práctico para ilustrar un concepto muy profundo del valor que tenemos como seres humanos. Contaba que, al entrar a una tienda de ropa, vio con curiosidad el precio de algunas cosas. Era hasta veinte veces mayor que el habitual en el mercado. Sorprendido, veía cómo las personas, sin chistar, compraban artículos comunes que podrían haber conseguido a mucho menor precio. Por alguna razón, la gente que entraba allí se permitía esos “lujos”. La diferencia estaba en los ojos del comprador.

Él sacaba la conclusión de que el valor de un objeto está determinado por la persona que está dispuesta a pagar el precio. Es decir, algo será muy barato o muy caro según el valor que el comprador le asigne a ese objeto.

¡Tu valor está determinado por quien estuvo dispuesto a pagar el precio! Y ese precio fue su vida.

Este ejemplo me recuerda una ilustración que comenzó a circular hace años. Un joven le decía a su amiga que se sentía sin valor; sentía que fracasaba en todo. Ella entonces tomó un billete de cien dólares y le preguntó si lo quería. Él contestó que sí, sin dudarlo. Ella entonces arrugó el billete hasta hacerlo un bollo. Volvió a preguntarle si lo quería y él respondió que sí. Luego lo tiró al piso, lo restregó con su pie, lo levantó, y le preguntó una vez más si lo quería. Sin entender qué hacía su amiga, le respondió que seguía siendo un billete de cien dólares y, mientras no lo rompiera, conservaría su valor.

Fue ahí que la joven le dijo que lo mismo sucedía con él. Aunque las circunstancias fueran adversas y él pareciera pisoteado o descuidado, su valor no cambiaba.

Quizá las personas que están a tu alrededor te hacen dudar de tu valor. Puede ser que tus jefes, padres, profesores o amigos te pisoteen o maltraten, pero tu Creador y Redentor conoce tu valor y estuvo dispuesto a pagar el mayor precio por ti. ¡No lo olvides!

Hoy te invito a ver la conocida parábola de nuestro versículo desde otra perspectiva: Dios es quien nos encuentra, da todo lo que tiene y nos compra.

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