¡Brilla, Brilla!
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad” (Juan 8:12).
¿Alguna vez te has preguntado por qué por la noche es tan común encontrar insectos alrededor de las lámparas y otras fuentes de luz? Los biólogos creen que esto se debe a que la luz funciona como guía para la mayoría de los insectos nocturnos. Cuando salen de noche a buscar comida, utilizan la luz como punto de referencia. De hecho, se guían por la Luna, pero como está muy lejos, otras fuentes de luz pueden confundirlos. Por eso, de vez en cuando acaban siendo atraídos por la luz artificial de las lámparas, e incluso pueden perderse en el camino de regreso. Es como si estuvieran paralizados.
Si la Luna es un punto de orientación para los insectos, para nosotros la referencia es Dios. Así como para salir en busca de comida los bichitos necesitan seguir una luz, nada en nuestra vida se puede hacer si estamos lejos de la luz de Dios. Sin él, todo lo que nos rodea está oscuro y no podemos movernos. Muchas veces salimos en busca de esta luz verdadera, pero terminamos distraídos por “luces falsas” en el camino. Tal vez tu distracción sean los videojuegos, la televisión, Internet o algún deporte. El mundo está lleno de cosas que ocupan nuestro tiempo y nos hacen olvidar a dónde íbamos.
Para vivir en el mundo oscuro en el que estamos, es indispensable que algo ilumine nuestro camino. Si decidimos seguir sin Dios, será difícil verlo todo y nos encontraremos con muchas cosas que pueden interponerse en nuestro camino.
Dios quiere que caminemos siempre en la luz, y que nuestra vida se ilumine como un día soleado. Invítalo a aligerar tus pasos hoy, y camina en la luz toda tu vida.
