Tarea cumplida
“El que mira al viento, no siembra, y el que mira a las nubes, no cosecha” (Eclesiastés 11:4).
El calendario de exámenes se entregó hace mucho tiempo, pero solo estudias el día anterior. El profesor dio una tarea, te das vuelta, hablas, miras las nubes y no puedes terminar. Te dices que no tienes tiempo para ordenar tu habitación, pero pasas casi dos horas hablando con tus amigos por teléfono celular. ¿Te han pasado alguna vez estas u otras situaciones similares? Esto significa que debes aprender a “no dejar para mañana lo que es posible hacer hoy”.
El éxito llega mediante esfuerzo, la organización y la rutina. Si siempre dejas todo para último momento, no podrás cumplir con las entregas, harás todo a las apuradas y mal hecho. No rehúyas las actividades solo porque requieren esfuerzo y dedicación.
Sigue el ejemplo de Jesús. Él tenía la mayor responsabilidad de todas: morir para salvarnos. Aunque era una tarea muy difícil, él no huyó de ella. En el tiempo señalado por Dios, Jesús vino a nuestro planeta, vivió como hombre y murió para salvarnos. Mientras colgaba de la cruz, segundos antes de morir, exclamó: “Todo está cumplido” (Juan 19:30). Eso significa que él terminó lo que se suponía que debía hacer.
¿Qué ha estado ocupando tu tiempo y te ha impedido cumplir con tus obligaciones? ¿Qué te ha estado distrayendo? Vive este día conscientemente y asume todas tus responsabilidades. Haz el esfuerzo y ten la satisfacción de ver cumplidas tus tareas.