Término medio
La justicia, solo la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová, tu Dios, te da. Deuteronomio 16:20.
¿No te has preguntado alguna vez cómo saber cuál es la virtud de algo? Supongo que no es que piensas en ello cada día, pero sí que es cierto que, cada día, debes tomar decisiones éticas y que sería espectacular tener las ideas claras. Por ejemplo, ¿cuál es el uso adecuado de mi economía? ¿Debo ser muy cauteloso con lo que gasto porque es un don divino, o debo ser generoso porque los demás necesitan ayuda? Otro ejemplo, ¿debo decirle a la gente lo bien que lo hace? Si me excedo, ¿no seré un adulador? Si no me expreso, ¿no seré distante?
Aristóteles pensó encontrar la solución de todas estas cuestiones cuando dijo que la virtud se encuentra en el medio de dos vicios (uno por defecto y otro por exceso). Argumentaba, por ejemplo, que la templanza se encontraba entre la apatía (defecto de actividad) y el desenfreno (exceso de actividad). Otro ejemplo, la justicia se encontraba entre la injusticia sufrida y la justicia ejercida. Y es a esta última virtud a la que debiéramos dedicarle algunos pensamientos, puesto que sobre ella se realizan graves debates éticos. De hecho, Aristóteles llegó a decir que todas las virtudes surgían del seno de la justicia.
A ver, piensa en el término medio y en cómo resolverías estas situaciones. Debes ser un juez justo. El coordinador de una cooperativa tiene un puesto laboral y un sobrino que ha concluido sus estudios. Te pregunta si estaría bien colocar a su sobrino porque es una persona muy preparada y va a aportar mucho a la empresa. ¿Qué le dirías? No debes caer en la injusticia ejercida (poniendo al sobrino porque sí) ni en la injusticia sufrida (quitando al sobrino por ser su sobrino). El término medio nos sugeriría que debiera realizarse una oferta pública para que entrase el mejor, aunque fuera el sobrino. Otra situación. En tu clase se ha producido un robo y uno de tus alumnos pertenece a una familia socialmente inadaptada. Algunos estudiantes insisten en que se inspeccione su taquilla. Si aceptas abrir su taquilla, caerás en un acto de discriminación, y si no la abres puede que no encuentres al ladrón. El término medio nos llevaría a pedir que todos los alumnos abrieran sus taquillas sin importar el entorno social de nadie.
La Biblia nos aconseja que estos ejercicios de justicia sean los únicos que sigamos en nuestra vida. Un ejemplo, Salomón y su enorme sabiduría. Otro ejemplo podrías ser tú mismo.