Matutina para Adultos | Viernes 24 de Noviembre de 2023 | “Una antorcha que alumbra en la oscuridad”

Matutina para Adultos | Viernes 24 de Noviembre de 2023 | “Una antorcha que alumbra en la oscuridad”

“Una antorcha que alumbra en la oscuridad”

“Contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad” (2 Pedro 1:19, RVC).

En el año 66 de nuestra era, Cestio Galo, el gobernador romano de la provincia de Siria, llegó a Jerusalén con un objetivo muy concreto: reanudar las operaciones en favor del emperador. Aunque al principio encontró una fuerte oposición, el sitio de la ciudad comenzó a surtir sus efectos y los rebeldes comenzaron a debilitarse. Sin embargo, de manera inesperada, cuando la ciudad estaba a punto de rendirse, Cestio ordenó la retirada de las tropas romanas y se marchó a Siria.

¿Por qué se marchó Cestio cuando ya estaba a punto controlar la situación? Unas tres décadas antes, Jesús les había dicho a sus seguidores: “Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que su destrucción ha llegado. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en la ciudad, salgan de allí. Los que estén en los campos, no entren en la ciudad” (Luc. 21:20, 21, RVC). La retirada de Cestio ofreció a los creyentes en la profecía del Señor la posibilidad de huir de la ciudad y salvar así la vida. Dice Eusebio de Cesarea que ese mismo año “la iglesia de Jerusalén recibió el mandato de cambiar de ciudad antes de la guerra y de vivir en otra ciudad de Perea (la que llaman Pella)” (Historia eclesiástica, libro III, 5.3). Mientras decenas de miles de judíos perecieron durante la guerra, “no se sabe de ningún cristiano judío, ya sea madre, padre o hijo, que haya muerto en la terrible destrucción de Jerusalén”.²²³

En el caso de los creyentes de Jerusalén, “la muy confiable palabra profética” fue como “una antorcha que alumbra en la oscuridad” (2 Ped. 1:19). Cuando la oscuridad y la incertidumbre se apoderaron de los moradores de Jerusalén, la palabra profética abrió delante de los creyentes un camino que les daría paz y seguridad en medio del caos. Como expresó el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105).

Aunque el panorama de nuestro mundo luce sombrío, las infalibles promesas que Dios nos ha dado en su Palabra seguirán llenando de luz los momentos más oscuros de nuestra vida, y las profecías nos seguirán dando la certeza del maravilloso futuro que nos aguarda.

223 Mervyn Maxwell, El destino del planeta en rebelión (Doral, Florida: IADPA, 1993), p. 29.

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