Punto final
“¿Qué otro Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su pueblo? Tú no guardas el enojo todo el tiempo, porque te deleitas en la misericordia. Tú volverás a tener misericordia de nosotros, sepultarás nuestras iniquidades, y arrojarás al mar profundo todos nuestros pecados” (Miqueas 7:18, 19, Reina-Valera Contemporánea).
¿Recuerdas ese pecado tuyo? ¿El que ya le contaste a Dios y por el que pediste perdón? Él ¿realmente te perdonó? ¿No hablará de él en el futuro?
Considera estos datos sobre la parte más profunda del mar:
El punto más profundo del mar es la Fosa de las Marianas.
Tiene 11.034 metros de profundidad en el Océano Pacífico.
La parte más profunda de la Fosa de las Marianas se llama Depresión Challenger.
El punto más alto de la Tierra es el Monte Everest.
Si fuera posible poner patas arriba al Monte Everest, colocándolo en cualquier lugar, encajaría en la Depresión Challenger y estaría completamente cubierto de agua, a más de un kilómetro y medio de la superficie del océano. Solo piensa en lo que todo esto significa cuando lees Miqueas 7:19.
Dios nos está mostrando cómo lidiar con nuestros pecados cuando pedimos perdón por lo que hemos hecho. Él perdona de una vez para siempre. Él pone fin a esta historia. Lo lanza “a las profundidades del mar”. Ya no tendrás que cargar con ese peso.
¡Qué maravillosa seguridad nos da Dios! Tómate un tiempo especial para agradecerle por ello hoy.
“Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9).
¿Has confesado tus pecados a Dios? ¿Te has librado de la culpa de estos pecados? ¿Cómo vives hoy cuando recuerdas el maravilloso perdón que Dios te ofrece?