Un copo de nieve hecho de papel
Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes,y dalo a los pobres,y tendrás tesoro en el cielo;y ven, sígueme (Lucas 18:22).
Entre las extravagantes producciones navideñas y los carísimos arreglos de luces, los copos de nieve de papel siguen siendo una de las decoraciones de invierno más baratas en el mundo. Hasta un niño de primer grado puede encontrar un pedazo de papel y crear este simple tributo al invierno. Con unos pocos pliegues y varios tijeretazos creativos, un pedazo de papel se puede convertir en un gran símbolo de precipitaciones heladas.
Los copos de nieve de papel tienen otra característica única que los distingue de muchas decoraciones invernales: cuanto más se reduce su masa, más aumenta su belleza. Comienzan como hojas de papel básicas, pero a medida que la tijera corta los pedacitos innecesarios de papel, la belleza comienza a aparecer. Con muchas tradiciones parece ocurrir lo opuesto: se agregan más guirnaldas de pino, más luces, más brillos, más renos, más bastones de caramelo en árboles y casas. Pero el copo de nieve se reduce más y más hasta que llega a su forma perfecta.
Nosotros, como los copos de nieve de papel, llegamos a nuestra belleza más pura luego de quitar el desorden innecesario en nuestra vida. Sin embargo, demasiado a menudo el amor a las “cosas” se entromete. El joven rico de Lucas 18 tenía este problema. Decía haber cumplido los mandamientos toda su vida, pero Jesús le dijo que tenía que ir un paso más allá: tenía que vender todo lo que tenía y seguir a Jesús. No sabemos lo que decidió finalmente ese joven, pero sabemos que “afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones” (Mar. 10:22).
Hoy los jóvenes tienen cronogramas llenos, relaciones dramáticas, dispositivos tecnológicos y armarios repletos. Algunas de estas cosas son muy útiles, pero cuando se llevan a un exceso, pueden interferir en nuestra relación con Dios. Quizá pasamos tanto tiempo intercambiando mensajes de texto que nos olvidamos de orar; o quizá miramos tanto tiempo las redes sociales que no tenemos tiempo para leer la Biblia. Sin embargo, Dios tiene un plan mejor: él nos llama a simplificar nuestra vida y eliminar el desorden para tener el futuro más hermoso que podamos imaginar.