Matutina para Mujeres, Lunes 26 de Abril de 2021

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Alabanza a la mujer ejemplar: antes de comprar, inspecciona

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas. […] Considera la heredad y la compra, y con sus propias manos planta una viña” (Prov. 31:10, 16, RVR 95).

Proverbios 31 no solo es una joya literaria que Lemuel, rey de Masa, escribió por indicación de su madre; es también una descripción ma­gistral del perfil de una mujer conforme a la voluntad de Dios. Hoy quiero llamar tu atención al versículo 16, en el que se lee: “Considera la heredad y la compra, y con sus propias manos planta una viña”. Esta es una mujer que, antes de comprar, inspecciona, analiza, reflexiona y usa su inte­ligencia, pues sabe que de su decisión dependerán sus ganancias futuras. 

Los escaparates del mundo están llenos de “ofertas” para las mujeres; se venden filosofías, ideas revolucionarias acerca del papel de la mujer en la socie­dad, y estilos de vida que parecen cautivantes y novedosos, como el abando­no de los roles tradicionales, para pugnar por la libertad que muchas veces, mal entendida, se transforma en libertinaje y en una afrenta a sus valores. Por eso es preciso aprender a comprar en el “mercado del mundo”.

No todo lo que se ofrece vale el precio que se paga por ello. Inspecciona lo que se te ofrece y sé cautelosa, para que no pierdas tu “capital”, que es la vida misma. 

En cada paso que damos, estamos frente a una encrucijada. Somos mu­jeres que nos desenvolvemos en una sociedad posmoderna y tenemos muchos privilegios que las mujeres de antaño no poseían: el acceso a la educación, al desarrollo profesional y la apertura al mundo laboral son algunas de las oportunidades de las que gozamos hoy y que no podemos desaprovechar. Por otro lado, estas mismas oportunidades se tornan peligrosas si nos apar­tan de nuestra vocación cristiana y de nuestra identidad, que nos ha sido concedida por el Creador. 

Podemos ser modernas, porque vivimos en una sociedad moderna, pero debemos elegir ser conservadoras de nuestra esencia. Escojamos ser autó­nomas. No fuimos hechas por Dios con el mismo molde. Lo superfluo, lo que apela a la vanidad y al derroche son algunas de las cosas que la sociedad nos impone. Recuerda que muchos de los ideales femeninos que te vende la mo­dernidad no son compatibles con los ideales de Dios. 

Sé cautelosa. No compres un terreno improductivo, pues no podrás sem­brar en él y, menos aún, recibir una buena cosecha. Pide al divino sembrador que te muestre el mejor terreno para que tengas una gran cosecha.

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