No tengas miedo
«No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios» (Isaías 41: 10).
Un cuento árabe dice que la Pestilencia se encontró con una caravana que iba a Bagdad. El jefe árabe le preguntó: «¿Por qué te diriges tan apresuradamente a Bagdad?» . La Pestilencia contestó: «Para tomar cinco mil vidas» . Al regresar de la ciudad, la Pestilencia se encontró de nuevo con la caravana. El jefe le dijo: «Me engañaste, en vez de tomar cinco mil vidas, tomaste cincuenta mil» . «No —dijo la Pestilencia—, cinco mil y ni una más. Las otras las tomó el Miedo» .
El miedo es una emoción básica cuya función es mantenernos a salvo. Con este fin, disponemos de un complejo sistema de alarma que se activa cada vez que nos enfrentamos a algún peligro. Ese tipo de miedo nos ayuda a sobrevivir. El problema es que a veces no podemos controlar el miedo, el cual nos paraliza y afecta nuestra salud física y emocional.
¿Cuántas personas crees que murieron por el miedo durante la pandemia de la COVID-19? El miedo interviene en todas las miserias humanas. Personas de todas las edades sufren de temores reales o imaginarios: miedo a la oscuridad, a la enfermedad, a la guerra, al fracaso y a la muerte. Temen perder su dinero, su empleo o a sus seres queridos.
Uno de los miedos más miserables es el de la soledad, el miedo a ser rechazados. A los tales, Dios les dice: «No tengas miedo, pues yo estoy contigo» (Isaías 41: 10). En otros, el miedo se expresa en un sentimiento de inferioridad, pero Dios les recuerda: «¡Tú eres mi hijo más querido! ¡Eres el niño en quien me complazco! Siempre que hablo de ti, lo hago con mucho cariño. Por ti, el corazón se me estremece. Ciertamente, tendré de ti misericordia» (Jeremías 31: 20, RVC).
En otros, el miedo es el resultado del sentimiento de culpabilidad por sus faltas y pecados, pues no han alcanzado la norma divina. A los tales, Dios les dice: «Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí, y no me acordaré más de tus pecados» (Isaías 43: 25, RV15).
Al realizar tus actividades regulares durante este día, pon tu vida en las manos de Dios y si llega el temor, declara junto al salmista: «Cuando tengo miedo, confío en ti» (Salmo 56: 3).